Los conciertos para viola no son algo que pueda verse a diario en la programación de las orquestas sinfónicas, pero Roberto Díaz, se ha convertido en uno de los solistas con los que cuenta habitualmente la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias.

En el concierto de abono que la agrupación asturiana ofreció ayer a la tarde en el Auditorio de Oviedo plantearon un programa que partía de una de las obras más famosas del compositor Carl María von Weber y regresaba de nuevo a él a través de la "Metamorfosis sinfónica sobre temas de Carl Maria von Weber".

Roberto Díaz, para quien fue escrito expresamente este concierto, es un solista sobrio, muy limpio desde el punto de vista técnico. Su actuación en el Auditorio fue muy aplaudida por los asistentes. De hecho resultó muy impresionante la propina que tocó, que gustó mucho por el virtuosismo de este intérprete. El concierto para viola de Jennifer Higdon, una compositora destacada en los circuitos americanos pero sin apenas transcendencia en las salas europeas, recuerda la música de Berstein y Copland, también evoca el segundo movimiento del concierto de Walton. Emplea ritmos muy dinámicos y un color sonoro atractivo.

El color orquestal tan rico que consigue Bartok en la suite "El Mandarín maravilloso", es una de las bazas de la partitura que ayer supieron plasmar Rossen Milanov y la OSPA, con una destacada aportación de la secciones de viento.

Y fue especialmente brillante el último de los movimientos de la suite de Bartok por su potente sonoridad. En la segunda parte la orquesta estaba al completo. Aunque en esta ocasión no se consiguió congregar a tanto público como en ocasiones acostumbra, sí que logró que los asistentes disfrutaran con esta sesión gracias a un interesante repertorio.