Todo el mundo conoce el relato: Pelayo y sus guerreros, ocultos en el monte Auseva y perdida ya toda esperanza, se encomendaron al Altísimo y se aprestaron a resistir al invasor musulmán, mejor armado y muy superior en número. Pero bien por la habilidad de Pelayo como estratega, por la intercesión divina o por la mera fortuna, los cristianos lograron rechazar a las tropas musulmanas, armados únicamente con algunas lanzas, un puñado de flechas y una cruz de madera...

No estamos, ahora lo sabemos, ante un relato histórico. La naturaleza de la batalla de Covadonga, su propia existencia incluso, han sido puestas en tela de juicio por numerosos investigadores. En cuanto a la presencia de la Cruz de la Victoria en la batalla, convertida siglos después en auténtico emblema de Asturias, es un relato que se generalizó en el siglo XVI. O eso se creía hasta ahora: una investigación de Raquel Alonso, profesora de Historia del Arte de la Universidad de Oviedo, documenta que la creación del mito de la Cruz en la batalla se produjo varios siglos antes de lo que se pensaba, en concreto en el siglo XII. Un hallazgo que ha podido documentar al exhumar una copia del siglo XIV de un manuscrito del XII, en el que se integra una miniatura de Pelayo blandiendo la icónica cruz.

Alonso acaba de publicar los resultados de su investigación en la revista especializada "Journal of Medieval Iberian Studies", en un artículo titulado "The cruces gemmatae of Oviedo between the eleventh and twelfth centuries". Un texto en el que la historiadora del arte, que está inmersa en una investigación sobre la diócesis de Oviedo en los siglos XI y XII y las figuras de los obispos Arias y Pelayo, vincula la creación y difusión de este relato con una estrategia de reivindicación de la diócesis de Oviedo, en un momento en el que el empuje de otras diócesis amenazaba su independencia.

"En los siglos XI y XII lo que se está construyendo es la identidad europea, y es muy frecuente que algunas catedrales realicen este tipo de construcciones memoriales, con las que se pretende reivindicar una memoria de la institución", explica la historiadora. Una construcción que, en el caso de Oviedo, se desencadena en un momento de crisis.

"La independencia de la diócesis se ve amenazada y los obispos utilizan estrategias de este tipo para reivindicar su importancia. Es algo que se conecta con la reivindicación de las reliquias: la intención de crear conciencia y memoria", explica Alonso, que sitúa también en esta época el origen del mito sobre la creación de la Cruz de los Ángeles por parte, precisamente, de dos orfebres angelicales. Relatos de una época en la que, cuando la historia se convertía en leyenda, los escribas reproducían la leyenda.