Un solitario cazador, cargado con las pieles de los animales que ha logrado atrapar durante el invierno, baja cada primavera a un pequeño pueblo para comerciar. Ese es su único contacto con la civilización, el único momento del año en el que Martinón, personaje central de la película "Bajo la piel de lobo", escrita y dirigida por el cineasta asturiano Samu Fuentes, se permite recordar que es humano.

Durante las semanas precedentes, el rodaje de "Bajo la piel de lobo" ha ido recorriendo, primero por el pirineo oscense y desde el pasado 20 de marzo en las tierras del occidente astur, el mundo de Martinón, a quien da vida Mario Casas. Pero ha sido en esta última semana de rodaje cuando se ha filmado la llegada del cazador a ese pueblo que es su único contacto con otros seres humanos. Un lugar que, en pantalla, tomará las formas del conjunto histórico de Argul, en Pesoz.

El traslado de Taramundi a Argul, en torno a hora y cuarto, ha sido el más largo de la última semana de rodaje. Pero, a cambio, la jornada ha sido de las más sencillas, pese a que la presencia de animales en las escenas despertaba cierta incertidumbre entre el equipo. En estas secuencias, además, se contó con un nutrido grupo de figurantes, entre ellos dos llegadas de fuera de los concejos del occidente: una niña pamplonica y una mujer noreñense. Esta última era nada menos que Adelina Berros, la madre del director, que quiso poner su grano de arena en la película, encarnando a una habitante del pueblo.

Con el rodaje en Argul, son ya cuatro los concejos asturianos que ha recorrido el equipo de "Bajo la piel de lobo": Taramundi, Santa Eulalia de Oscos, Villayón y Pesoz. Unas tierras que Samu Fuentes recorrió de cabo a rabo durante los dos años precedentes, en continuos viajes pagados siempre de su bolsillo, buscando las localizaciones en las que podría dar forma visual a esas escenas que había filmado ya en su cabeza, y que le permitirían trasladar a la pantalla la historia de Martinón.

"Insistí en localizar por el occidente por la importancia que tienen en el guión los molinos de agua, como los que hay en estos concejos, además de la naturaleza virgen y desconocida de la zona", explica Fuentes, quien fruto de su trabajo encontró parajes únicos, como la cueva del Pímpano en Villayón o este conjunto histórico de Argul, que ha sido todo un descubrimiento para los miembros del equipo.