Es, quizá, la obra de arte más importante del siglo XX. El "Guernica", el monumental lienzo en el que Pablo Picasso plasmó el horror de la guerra, cumple 80 años. Y el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, custodio de la emblemática pieza, celebra la efeméride con una gran exposición en torno a la obra que se inaugura mañana.

Icono de la Guerra Civil, el motivo central del lienzo es la destrucción de la ciudad vasca por el brutal bombardeo al que los aviones de la Legión Cóndor la sometieron el 26 de abril de 1937. Cuando se produjo el ataque, Picasso estaba a la caza de un tema. El artista se había comprometido con el Gobierno de la República a colaborar, con una obra, para el Pabellón Español de la Exposición Internacional de las Artes y las Técnicas de la Vida Moderna, que se presentaría en París a finales de mayo de ese año.

Desde el mes de febrero de 1937, cuando había aceptado el encargo, el incontenible artista malagueño se había mostrado extrañamente indeciso, sin centrar el tema de su pieza, como si fuera consciente de la trascendencia que habría de tener la pieza. Tras conocer la noticia del bombardeo de Guernica, Picasso cesó en la búsqueda y se puso a trabajar. Un proceso de creación que está profusamente documentado gracias a las fotografías tomadas por la compañera del pintor, Dora Maar.

La gestación de la obra comenzó el 1 de mayo. En los siguientes diez días, Picasso haría 45 estudios y bocetos de la obra, haciendo y rehaciendo cada figura, matizando los motivos y las formas que sintetizan el horror del bombardeo.

Con una idea ya clara, Picasso comenzó a trabajar sobre el lienzo el 11 de mayo, en una versión a escala del boceto. En las siguientes semanas, dominado por un febril proceso creativo, el artista realizó siete versiones de la obra antes de la definitiva, que concluyó en esa fecha.

De dimensiones monumentales -3,50 metros de alto por 7,87 de ancho-, la obra sintetizaba la evolución del artista malagueño en los años precedentes, integrando en su obra elementos procedentes del poscubismo, el expresionismo y el surrealismo.

En el lienzo se citan nueve símbolos esenciales que sintetizan la desoladora escena del bombardeo: el caballo relinchante, el toro, la paloma, el guerrero muerto, la madre con el niño en brazos, el hombre implorante, la mujer arrodillada, la mujer del quinqué y la bombilla.

El significado de estos símbolos puede rastrearse a través de la trayectoria de Picasso y de la iconografía clásica occidental, en una fusión en la que caben las tauromaquias, la revisión de un tema como la "pietà", o una fantasmagórica alegoría de la República, como se ha interpretado a esa joven del quinqué.

En cuanto a sus fuentes de inspiración, se asume una posible influencia del cine, en especial de la película "Adiós a las armas" (Frank Borzage, 1933), lo que habría determinado también el singular cromatismo del "Guernica", realizado en grisalla. Un vínculo que no sería en absoluto extraño en la obra del malagueño pues, tal y como ha concluido Germán Ramallo, la influencia de los virados de color en el cine primitivo se puede rastrear en los períodos azul y rosa de Picasso.

Pero más allá de análisis y reflexiones, la relevancia del "Guernica" reside en su crudo retrato del horror bélico, en su furibunda denuncia de la barbarie humana. Porque, al igual que sucede en "El retrato de Dorian Gray", de Oscar Wilde, es ese lienzo el que recoge las consecuencias de nuestra maldad, mientras la civilización luce una incólume fachada.