La Consejería de Educación y Cultura se mostró ayer dispuesta a buscar una salida razonable a la incompatibilidad de los profesores de los Conservatorios dependientes del Principado en relación a sus funciones docentes y artísticas. "Sabemos que es una vieja reivindicación y somos sensibles a ella. Estamos abiertos a buscar una solución", aseguró el consejero, Genaro Alonso. Unas palabras que permiten atisbar un rayo de esperanza para acabar con una incompatibilidad un tanto kafkiana que impide al profesorado dar conciertos puntuales si ello supone tener que cambiar el horario reglado de alguna de las clases.

Los músicos atribuyen este conflicto, que se prolonga desde hace cuatro años, a una aplicación rigorista de la Ley 53/1984, de incompatibilidades del personal al servicio de la administración pública, debido al incremento de los controles derivado del estallido del caso "Marea", la trama corrupta descubierta en el seno de la Consejería de Educación y Cultura.

El Consejero Alonso reconoció que "nos topamos con la dureza de la Ley de Incompatibilidades", marco legal autonómico que pone trabas a esa doble función que en todo caso ayudaría a mejorar y visibilizar el prestigio de los Conservatorios asturianos.

Las palabras de Genaro Alonso chocan de frente con la percepción del músico, profesor de clave y director de orquesta Aarón Zapico, quien en una carta publicada ayer por LA NUEVA ESPAÑA afeaba la "nula voluntad" de solucionar el conflicto por parte de la Administración.

"Intentamos buscar fórmulas de conciliación, y a mí me gustaría que los profesores pudieran compatibilizar la actividad docente y la artística particular", señaló ayer el Consejero de Educación y Cultura, quien afirma que "ya nos reunimos tres veces" con los docentes. Alonso está convencido de que blindar por norma esa compatibilidad "redundaría en beneficio de los alumnos".

La solución, cree el Consejero, pasa por un compromiso para recuperar el tiempo de dedicación docente con los alumnos, sin menoscabar los intereses de ese alumnado. Y cualquier cambio horario debe contar "con el visto bueno" de las direcciones de los centros.

El problema es que, en la actualidad, ni siquiera la disponibilidad de los profesionales a recuperar esas clases está facilitando que se les permita compatibilizar la docencia con su labor como concertistas. El propio Zapico explicaba en su carta como hace apenas tres semanas fue llamado por Personal Docente para cubrir la plaza de profesor de clave en el Conservatorio Superior de Música de Oviedo.

Aunque el director de orquesta manifestó su interés por retornar al conservatorio, esa posibilidad se frustró por la coincidencia de cuatro conciertos que tenía previamente firmados -entre ellos dos en el prestigioso Festival de la Primavera de Praga- con el calendario escolar del centro. Al solicitar la compatibilidad, Zapico mostró su total disponibilidad para recuperar las horas lectivas que se pudieran perder por sus actividades como concertistas, pero eso no fue suficiente para que le concediesen el permiso. El Principado obligó a Zapico, uno de nuestros músicos más prestigiosos, a elegir. Y el director de orquesta eligió respetar sus compromisos previos.

Esta rígida aplicación de la ley contrasta además con la laxitud con la que se aplica en otras circunstancias. Así lo expresa, al menos, la diputada de Podemos Lorena Gil, quien afea al gobierno autonómico el trato que está dando a Zapico "mientras que no exige ningún expediente de declaración de compatibilidad a los dos funcionarios de la Consejería de Empleo, Industria y Turismo que en su 'tiempo libre' gestionan millones de euros al frente de la Fundación Barredo, una entidad sin personal que, después de haber recibido alrededor de 30 millones de dinero público desde su creación en 2001, acumula el 99,28% de la deuda de las fundaciones públicas".