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ANA MATEO | Gerente de la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias (OSPA)

"Me gustan mi trabajo y mi vida y no estoy obsesionada con buscar la felicidad"

"Nuestros coches funcionan mejor que los que le dan a Fernando Alonso, pero en la orquesta queda mucho por recorrer"

Ana Mateo, bajo la Marilyn de Jaime Herrero, en la fachada del pub Pico's de Oviedo. IRMA COLLÍN

Ana Mateo Martín (Madrid, 1966) es gerente de la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias (OSPA) desde hace diez años

-Me gustan mi trabajo y mi vida. Cada etapa tiene su encanto, pero la madurez es un valor añadido: tengo una perspectiva, un conocimiento que he ido adquiriendo con la experiencia y sigo aprendido porque es una parte de la evolución. Estoy centrada.

- Defina la vida que le gusta.

-No vivo en un mundo ideal sin conflicto, pero tampoco obsesionada con buscar la felicidad, que para mí está en las cosas corrientes, en todas partes, siempre que no haya una desgracia.

- ¿Se parece su vida a la que había imaginado?

-No. Estudié Químicas y Música y la vida me trajo por aquí.

- ¿De qué sabía más?

-Dedicaba mucho a la música como estudiante y melómana: estudiaba piano, canto, armonía. Me examinaba libre. Tengo hasta cuarto de piano, pero tenía un nivel más alto y seguí estudiando sin entrar en centros oficiales.

- Su especialidad es Bioquímica y Biología Molecular.

-Me sigue gustando. En los últimos años de Química empecé a ir de manera voluntaria al departamento de Música de la Autónoma de Madrid, cantaba en el coro y surgió la oportunidad.

- ¿Cómo?

-Una agente de conciertos me llamó para colaborar con ella; Antonio Moral, entonces director de "Scherzo", me llamó para una cosa relacionada con la Fundación Cajamadrid y luego entré en la revista... la vida me fue llevando. Hubo una época en que no sabía qué iba a ser.

- ¿Y en casa qué le decían?

-Mi madre conoce bien a sus dos hijas y no se sorprendió.

- ¿Cómo llegó a la música?

-En casa todo era música: zarzuela y clásica, pop italiano de los sesenta... A los 12 años me gustaba la clásica. El profesor de Música de mi colegio -Nuestra Señora Santa María, no religioso- me llevaba a los ensayos de la Orquesta de RTVE al Teatro Real. Escuché música fascinante.

- Habla seis idiomas, ¿lo suyo es poliglotonería?

-Tengo facilidad para las lenguas y siempre me gustó la gramática. El inglés lo aprendí en el colegio; el italiano nunca lo estudié, vino con la ópera y con el núcleo de italianos de la Orquesta de Campos Elíseos de París. Hice francés en la Alianza Francesa y alemán en el Instituto Goethe. El catalán lo aprendí en Barcelona.

- Aunque sea una gran estudiante, no me cabe el tiempo.

-No veía la tele. Mis amigos de la Universidad me traían publicidad de cursos de macramé para que hiciera más cosas.

- ¿Está aprendiendo ruso?

-No.

- Los músicos tienen fama de no ser fáciles de tratar.

-No diría eso, sí que conviven con el sufrimiento; han sido educados para la perfección, que no existe. Cuando se enfrentan al público da igual lo que hayas ensayado si fallas en ese momento.

- ¿Hay que saber tratarlos?

-Hay que escuchar en todos los ámbitos de la vida. Siempre he trabajado con músicos, no tengo referencias de otros colectivos, pero no creo que sean diferentes.

- ¿Usted es de sufrir?

-Soy perfeccionista y muy responsable y no entiendo mi trabajo de otra manera, pero con la madurez sufro lo necesario. Mi marido le dirá que sufro muchísimo.

- ¿A qué se dedica él?

-Bernardo es trompa solista en la Ópera de Valencia. También sufre mucho. Nos conocimos en Bilbao en 2001. Yo era coordinadora y él uno de los trompas de la orquesta. Trabaja en Valencia. Nos vemos a ratos y por Skype. Nuestra hija de 11 años crece en Oviedo y es asturiana.

- ¿En qué sentido?

-Está integrada, habla con palabras en asturiano y crece bien. Asturias es fantástica para criar a un niño: la comida es extraordinaria y la tranquilidad, muy importante. Todo está cerca y no pasa horas en el transporte.

- Vivió en París, Bilbao, Barcelona y lleva diez años en Oviedo. ¿Cómo se encuentra aquí?

-Muy cómoda. Cuando llegué a empezar otra vida, con las cajas de la mudanza, hubo personas que me dieron su tarjeta de visita y me dijeron: "Llámame para lo que necesites". Cuando las volví a ver me dijeron: "No me has llamado". Esa acogida reconforta.

- ¿Con qué expectativa vino?

-Probar, y así sigo.

- ¿Es tan excitante como cualquier otro lugar?

-Siempre hay retos de trabajo: la OSPA quiere crecer. Para la vida cultural, el conjunto de las tres ciudades permite ver teatro de primer nivel, cine, música clásica, museos, arte, conferencias. Culturalmente es extraordinario.

- ¿Qué hace una gerente?

-Planifica y trabaja con antelación, pero el día a día lleva la mayor parte del tiempo: manejar el presupuesto, atender las partidas, trabajar con el comité de empresa y con la comisión artística.

- ¿Hay buen ambiente?

-Sí y permite trabajar.

- Al llegar dijo "quiero que Asturias sepa que igual que tiene deportistas de gran proyección internacional, como Fernando Alonso, también tiene una orquesta donde se hacen muy bien las cosas". ¿Le va mejor a la OSPA?

-Nuestros coches funcionan mejor que los que le dan a Alonso, pero queda mucho por recorrer. No sabíamos que iba a venir la crisis y sus recortes. Hay más cosas que desarrollar pero no encuentras dinero. La parte social -presos, enfermos, personas con discapacidad o mujeres maltratadas- se hace voluntariamente.

- ¿Es importante?

-Las orquestas hemos estado encerradas en una torre de marfil. Los museos nos han tomado la delantera en comunicar lo que hacemos en el Estado del bienestar. No hay una sola ciudad culturalmente relevante en el mundo que no tenga orquesta. Hay que enriquecer con la cultura y la apreciación de la belleza.

- Sigue sin ver la televisión.

-En el Telediario veo una sociedad cada vez más violenta y está bien que haya educación tecnológica, pero también en las artes, sin perder el lado humano.

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