El británico Hugh Thomas, maestro de hispanistas y figura de referencia para todos los historiadores que estudian la Guerra Civil, falleció este fin de semana en su domicilio de Notting Hill (Londres), víctima de una neumonía, a los 85 años de edad. Una pérdida que se ha dejado sentir también en tierras asturianas, en las que el erudito veraneó durante años y a las que amó hasta tal punto de dedicar a la región un singular libro de viajes: "Carta de Asturias".

La trayectoria de Thomas está marcada por la extraordinaria influencia de su estudio "La Guerra Civil Española", un volumen editado por Ruedo Ibérico en 1961, cuando Thomas tenía treinta años, que marcó un antes y un después en la historiografía relativa a la contienda bélica. "Esa obra de Hugh Thomas es una de las más importantes en la apertura de una visión historiográfica ponderada e imparcial. Hasta ese momento se habían publicado muchas cosas sobre la Guerra Civil, pero esencialmente eran trabajos de parte, favorables o desfavorables bien a la causa franquista, bien a la republicana. Pero Thomas inaugura con 'La Guerra Civil Española' una nueva visión", explica el asturiano Enrique Moradiellos, catedrático de Historia Contemporánea en la Universidad de Extremadura.

A esa imparcialidad a la que alude Moradiellos, Thomas incorporó a su obra otras cualidades que propiciaron su consolidación como un hito. "Tiene ya una fundamentación historiográfica de nuevo tipo, ya no se basa solamente en los testimonios o las informaciones de prensa. Thomas tiene acceso a documentación diplomática francesa, italiana e incluso británica. Su visión está contrastada con documentos inéditos de la época. Y luego tiene las características propias de lo que es la historiografía británica, empezando por la elegancia narrativa. No son párrafos adversos, hostiles, sino que cuida mucho el ritmo narrativo", afirma Moradiellos, quien añade otra característica esencial del estudio: "analiza la Guerra Civil como resultado de acciones y omisiones de hombres, de personas y grupos con nombres y apellidos".

Esas cualidades hicieron de "La Guerra Civil Española" una obra de referencia para los historiadores desde su misma publicación, pero también un gran éxito editorial internacional, que se distribuyó de manera clandestina dentro de las fronteras españolas. "Se publicó en el momento preciso, en el formato idóneo, y con esas características que hicieron que el libro pasara a ser 'la historia' de la Guerra Civil", sostiene Moradiellos. El impacto del texto, añade, propició incluso que el régimen cambiase su discurso sobre la contienda: "Thomas obliga al régimen a ir cediendo en cosas: que había buenos españoles en los dos bandos, que los alemanes destruyeron Guernica, que hubo represión no sólo en Paracuellos, sino en otros sitios... Ponía en solfa la visión oficial de la dictadura, pero también ponía en cuestión la visión del exilio. Y creo que eso era lo que el país, y también la sociedad internacional, exigían en ese momento".Asturias, en verano

Tras ese hito, Thomas continuó una brillante carrera, destapándose como un historiador todoterreno, aunque nunca abandonó su interés por España. Durante muchos años, además, el gran hispanista veraneó en tierras asturianas, en concreto en Llanes y Muros de Nalón. En esas temporadas estivales, Thomas trabó amistad con figuras como Ignacio Gracia Noriega, Pedro de Silva y el empresario Juan Antonio Pérez Simón, en cuya casa de Niembro se hospedó el historiador.

Fruto de estos veraneos, Thomas desarrolló un amor incondicional a la región que plasmó en "Carta de Asturias", un singular libro de viajes a través de la historia y la geografía del Principado, en el que dejó constancia de su admiración por Jovellanos, su entusiasmo por "La Regenta" y su fascinación por el paisaje y el carácter asturianos. Un volumen publicado en 2006 en el que además Thomas se reveló como lector asiduo de LA NUEVA ESPAÑA, diario que califica como "una joya entre los periódicos regionales por la cantidad de información que transmite".

Para los que le trataron, y para todos los historiadores, la muerte de Thomas deja un vacío imposible de llenar. "Pertenecía a ese gremio de historiadores, casi siempre ingleses, más interesados por la historia de España que los propios españoles, y desde luego en general menos apasionados, a los que conocemos como 'hispanistas'", destaca Pedro de Silva, que reivindica la importancia de que una figura de su talla dedicase un libro a Asturias: "Creo que es honroso para Asturias que Hugh Thomas se haya ocupado de ella con tanta delicadeza y perspicacia".