El dibujante Alfredo González (Agüeria, Aller, 1933), ilustrador, humorista gráfico y pintor, un pionero de retrato suelto de ciudades, ha sido distinguido por LA NUEVA ESPAÑA como "Asturiano del mes" de abril.

Alfredo acaba de publicar su autobiografía -escrita e ilustrada- con el título "La ventana de atrás. Desmemorias de un dibujante" (Treseditores) y ha expuesto gran parte de sus dibujos originales en el Museo ABC del dibujo y la ilustración de Madrid.

El libro, elaborado a partir del reencuentro de unos cuadernos de su época conventual, del consejo de su mujer de que escribiera sus recuerdos y del interés de su editor, Mauricio D'Ors, recoge los vínculos familiares y emocionales que ha mantenido durante toda su vida con el valle allerano, que dejó a los 13 años para entrar en el internado de los Dominicos en Villava (Navarra), del que saldría trece años después, dejando los hábitos colgados en la habitación y sin experiencia mundana.

En 1959, después de un breve regreso a Asturias, emigró a Madrid para ganarse la vida, con la dureza e irregularidad de los comienzos -trabajó una temporada como peón en Usera y se convirtió en galerista del grupo El Paso (Antonio Suárez, Saura, Viola, Canogar...)- hasta que entró en la publicidad en la agencia Clarín, trabajó para L'Oréal, H. G. Morrison, Extensa Publicidad y McCann Erickson.

Casado en 1965 (tiene tres hijos), se fue con la familia a Caracas (Venezuela) en 1971 con un ventajoso contrato de una agencia publicitaria. En los cuatro años que permaneció en el país sudamericano realizó seis exitosas exposiciones de pintura.

Regresó a España en 1976, a Barcelona, y emprendió una nueva fase que mantuvo hasta el final de su vida laboral como "freelance". En la capital catalana trabajó en publicidad y colaboró en las revistas satíricas "El Papus" y "El Jueves" en los primeros años de la democracia.

Se instaló junto a su familia en Madrid definitivamente en 1977 y ahí empezaron sus colaboraciones en periódicos y revistas como "Pueblo", "El País", "Diario 16", "Cambio 16", "ABC", "El Independiente", "Actualidad Económica", "Interviú" y "El Mundo".

A comienzos de los años ochenta sus dibujos para "Teoría de Madrid", escrito por Francisco Umbral en su mejor momento periodístico y literario, le consagran como dibujante de ciudades cuando no había "urban sketchers". Su dibujo acelerado hace la caricatura de la ciudad. En un instante captura sus rasgos más característicos y en otro los plasma llenos de viveza. Dibujar ciudades le llevó junto al periodista Ignacio Carrión al Moscú que era capital de la URSS y a Nueva York. También recorrió el Camino de Santiago.

Se jubiló en 2000 y desde entonces, cuando el resurgimiento del libro ilustrado, ha puesto su arte a "Seis barbas de besugo", de Ramón Gómez de la Serna, (2007), y a "Poeta en Nueva York", de Federico García Lorca, (2013).

Reconocido maestro de la ilustración, es Premio Nacional de Dibujo Penagos-Mapfre de 2003.