Joyce DiDonato (1969) es la diva de la ópera más carismática del panorama actual. Su personalidad y arraigo para enfrentarse a los contratiempos de la vida, han hecho de ella una mujer decidida, que sabe lo que quiere y que pelea muy duro todos los días para conseguirlo. Su optimismo ante la adversidad es una de sus grandes virtudes, incluso en un mundo, como el actual, marcado diariamente por la tragedia. La mezzo estadounidense presenta en el Auditorio de Oviedo el próximo martes, 6 de junio, a partir de las 20.00 horas, "En guerra y paz", su último y más comprometido proyecto, que pondrá fin a la presente temporada de "Los conciertos del Auditorio", ciclo que patrocina LA NUEVA ESPAÑA.

El recital de DiDonato -con una duración aproximada de 90 minutos más el intermedio- promete no dejar a nadie indiferente, y para ello ha decidido sumar a su voz y al buen hacer del director Maxim Emelyanichev y "Il pomo D'oro", el conjunto musical que la acompaña, un espectáculo lleno de luces, vídeo y danza. Pretende la estadounidense ir más allá de un simple concierto y "provocar una reflexión en los aficionados sobre los conflictos que amenazan el mundo y la necesidad de que la paz se imponga", señala. "Los antiguos maestros de la historia de la música pueden iluminarnos en este sentido. Eso es precisamente lo que diferencia este nuevo proyecto del trabajo que presenté en Oviedo en el año 2013 sobre las reinas del drama, a pesar de que en ambos la ópera barroca es la protagonista". Para Joyce DiDonato "todos debemos ser sensibles con lo que ocurre en el mundo, y si nosotros mismos no podríamos colaborar para encontrar una solución viable en vez de amplificar el caos general".

Conectada con los jóvenes, tanto por su compromiso con la enseñanza musical como por su preocupación por rejuvenecer al público aficionado a la ópera, reconoce que el problema de distanciamiento que sufre este género no es demasiado difícil de solucionar. "Tenemos que ofrecerle a ese público joven un espectáculo de muy alta calidad en todas sus vertientes", declara DiDonato, y continúa explicando que, "aunque el propio concepto de calidad y excelencia en el arte puede sonar poco divertido, el verdadero reto para todos los que nos dedicamos a la ópera es ofrecer un espectáculo del que esos jóvenes no podrían disfrutar en ningún otro lugar que no sea el teatro" sentencia.

Esta idea de espectáculo único parece ser la que ha seguido DiDonato y su equipo a la hora de preparar esta gira de conciertos que, a excepción de Oviedo, en España sólo ha podido verse en Madrid el pasado viernes y esta tarde en Barcelona. Ralf Pleger es el director de escena que acompaña a la mezzo estadounidense en este recital, para el que ha dispuesto una propuesta novedosa, muy contemporánea y basada en la imaginería sugestiva que hará perceptibles las obras musicales no sólo a través del oído, sino también de la vista. Un espectáculo multisensorial, un concepto que para Joyce DiDonato no es en absoluto controvertido porque va implícito en la propia naturaleza de la misma ópera "que se creó como un arte total donde la poesía, la música y la interpretación tenían que convivir".

Son muchas las anécdotas que una intérprete con su amplia experiencia ha vivido en los escenarios de todo el mundo. Con especial comicidad cuenta el momento en el que ensayando "El Barbero de Sevilla" en el año 2009 resbaló al término del primer acto y se fracturó una pierna. Cualquier otra diva habría cancelado la representación por mucho menos, pero Joyce reapareció en el escenario ayudada por un bastón y terminó la función. El aura de divismo que envolvía a los cantantes de ópera había cambiado, y a mejor.

Además de esos momentos que recuerda con especial cariño, DiDonato reconoce que en su afán por transgredir los límites de la música clásica y la ópera ha sido objeto de muchas críticas, pero nunca se ha permitido rendirse y nunca lo hará. "Me llegaron a decir cuando comenzaba mi carrera que mi voz no era gran cosa, o que no tenía nada que ofrecer al mundo de la ópera, pero yo sabía que eso no era así. Tenía muy claro que la ópera era mi pasión y no estaba dispuesta a abandonar", confirma.

Esta misma idea de defender un sueño es la que transmite a sus alumnos en sus clases magistrales, sobre las que reconoce que es ella misma la que más aprende de los jóvenes valores. "Llegan muy preocupados por que su técnica sea correcta, su proyección de la voz" describe Joyce DiDonato, "y muchas veces se olvidan de que la ópera necesita una implicación emocional enorme para llegar al público y conseguir emocionarle", porque para ella "si la ópera no consigue remover los sentimientos más hondos del ser humano, está vacía".