Sofía Cequier se agarra con fuerza a las gafas de realidad virtual. "¡Veo unas pinturas superguapas!", exclama la niña. La explosión de color de la reconstrucción de los frescos prerrománicos de San Julián de los Prados, tal cual lucían en el siglo IX, dibuja una sonrisa en la cara de la niña, alumna de segundo curso de Ventanielles. Los estudiantes del centro ovetense, todos entre los 6 y los 8 años, recorrieron ayer la exposición "Santullano, viaje al siglo IX", organizada por LA NUEVA ESPAÑA, en la que fue la primera jornada de visitas escolares a la muestra, ubicada en la sede del RIDEA, en la plaza Porlier de Oviedo.

En los días previos a su paso por la exposición, los alumnos estuvieron trabajando en clase contenidos relacionados con el Prerrománico asturiano y su época. "Hemos traído a los alumnos de segundo curso porque justo ahora, en la asignatura de Cultura Asturiana, estamos trabajando la historia y el arte de la época medieval, y esta exposición nos daba un complemento perfecto a lo que estamos haciendo en el aula", explica Carmen Huerta, profesora del centro.

Desde que atravesaron la puerta del Real Instituto de Estudios Asturianos (RIDEA), tornada en auténtica puerta del tiempo desde que la exposición abrió al público, los niños se mostraron entusiasmados ante cada una de las experiencias que se les proponían durante el recorrido expositivo. En el panel del sonido, los alumnos disfrutaron escuchando el relinchar de los caballos y el cruce de las espadas en una razia medieval. En el del olfato se rieron de buena gana al comparar los aromas de la naturaleza con el de las bestias. En el del tacto se retaron unos a otros a meter la mano en las cajas ciegas, imaginando qué misterios tocarían sus dedos dentro de esa oscuridad.

Pero la gran atracción para los pequeños fueron las gafas de realidad virtual con las que podían ver la iglesia prerrománica de Santullano tal y como era en su origen. "Cuando te pones las gafas es como si volaras. Y la iglesia está como antes, como nueva. Se ven muy bien las pinturas, están preciosas", explica Aínza Tuya. "Las gafas son lo mejor, ves la iglesia como el primer día. La estudiamos en clase y me sorprendió verla con ese colorido", añade Yashin Hakoun.

El contraste entre el estado actual de la iglesia y la reconstrucción llamó poderosamente la atención de los niños. "Me sorprendió mucho ver ese cambio, pensar en cómo está ahora la iglesia y cómo la ves con las gafas", explica Juan Méndez.

Los profesores, por su parte, destacan la utilidad didáctica de las exposición: "Es emocionante que los niños hayan podido ver la exposición, porque refuerza lo que damos en clase y para ellos es muy divertido. Y el poder trabajar con las nuevas tecnologías, con las gafas, es algo que les llama mucho la atención. Para los centros, que no tenemos capacidad para llevarles a ver todos los edificios prerrománicos, tener esta oportunidad de enseñarles Santullano de esta manera es importante, como también el apoyo de las familias, a las que aconsejamos que luego lleven a los niños a visitar estos edificios", concluye María José Cabal, profesora del centro.