"El papel de la Biblioteca de la Universidad de Oviedo en la enseñanza universitaria desde su fundación a los primeros años del siglo XXI" fue el título de la conferencia que pronunció ayer Ramón Rodríguez Álvarez, director del Real Instituto de Estudios Asturianos (RIDEA) y miembro del Consejo General de la Real Academia Asturiana de Jurisprudencia. Y lo hizo en el salón de actos del Colegio de Abogados de Oviedo.

El conferenciante hizo un repaso tan riguroso como documentado sobre la historia de la biblioteca universitaria, deteniéndose especialmente en tres de sus momentos históricos más reseñables: "Empezó en el siglo XVII siendo una biblioteca modesta que en el año 1770 se abrió al público, como Real Biblioteca de la Universidad".

Después llegó un espaldarazo muy importante de la mano de Campomanes, que logra que el dinero que se había asignado a la Compañía de Jesús, y que ésta rechazó, fuera desviado para la Universidad ovetense. "Fue un periodo de crecimiento en el que los fondos se amplían superando con creces los que tenía hasta entonces, aumentando también espacios; llegando a ser uno de los proyectos más importantes de esta biblioteca hasta que llegó la Guerra de la Independencia", destacó Ramón Rodríguez.

A continuación repasó los años siguientes, pero a partir de 1877, en el que el conferenciante hizo una parada para destacar que es entonces cuando se creó una biblioteca especial para la Facultad de Derecho. "Se compraron libros y revistas modernos que fueron utilizados por loso profesores del llamado Grupo de Oviedo, que llevaron a los estudiantes a la biblioteca para que recibieran sus clases prácticas. Fue uno de los proyectos más importantes de la España ilustrada", destacó Rodríguez.

Los fondos bibliotecarios se vieron después enriquecidos con la desamortización de Mendizábal "con volúmenes de un gran interés patrimonial que llegaron de los conventos asturianos, aunque de poco interés para los universitarios".

Un momento histórico muy interesante porque es cuando se crea la Extensión Universitaria.

Otra etapa en la que el director del RIDEA hizo especial hincapié fue la de los primeros años del siglo XX, que es cuando se crea la Facultad de Ciencias y se incorporan a la biblioteca universitaria importantes volúmenes de esta disciplina, incluidas las revistas que entonces estaban más en vanguardia.

Otro periodo en el que también se detuvo Ramón Rodríguez en su amena disertación tiene una fecha concreta: el 13 de octubre de 1934, que es cuando las dos bibliotecas de la Universidad quedan destruidas durante la Revolución de Octubre.

No obstante en el año 1943 se continúa la restauración de los ejemplares que aún son recuperables, aunque sólo sea en parte; labor que se vio interrumpida por la Guerra Civil. "Una época tan curiosa como interesante en la que la Universidad compra muchos libros, pero con una mala gestión porque muchos de ellos se almacenaban en los seminarios de las cátedras".

Una anomalía que se soluciona, por fin, a finales de los años ochenta del pasado siglo, coincidiendo además con un notable incremento de publicaciones de revistas científicas. "En los años siguientes pasamos a ocupar uno de los puestos más importantes de las universidades del país. El rector Santiago Gascón toma la determinación de reunir todos los libros de los seminarios en la Biblioteca de la Universidad; empezando a desempeñar ésta un papel muy importante a nivel nacional; hasta el extremo de que la primera red de bibliotecas universitarias se crea en Oviedo", destacó Rodríguez.

El conferenciante terminó su disertación defendiendo la continuidad de las bibliotecas y los bibliotecarios en esta era digital. "No desaparecerán porque siguen teniendo un espacio, tanto por los fondos de papel como de los digitales, ya que los bibliotecarios seguimos siendo los intermediarios de la información y el usuario final", sostuvo Ramón Rodríguez.