La frase más célebre de la historia del séptimo arte es "Bond, James Bond". El invulnerable y eternamente joven agente secreto creado por Ian Fleming no pierde actualidad ni a tiros. Más de 40 millones de ejemplares vendidos en todo el mundo son una prueba evidente del éxito de uno de los personajes literarios y cinematográficos más populares del siglo XX.

¿Y quién era Ian Fleming? Su biografía, truncada cuando sólo tenía 56 años y gozaba de una fama creciente, dio comienzo en Londres. Corría el año 1908 cuando vino al mundo. Su padre era Valentine Fleming, poderoso terrateniente en Oxfordhire e influyente miembro del Parlamento británico, que murió heroicamente en la Primera Guerra Mundial, tan sólo ocho días antes de que su hijo cumpliera los 9 años.

Gracias a su acomodada cuna, Jan Fleming recibió una educación muy esmerada. Estudió en el elitista colegio de Eton, pero dejó colgados los libros a la mitad y se metió en la academia militar de Sandhurst durante un breve período de tiempo, antes de irse al extranjero para completar sus estudios. Tras fracasar en su intento de lograr un trabajo en el Foreign Office, aceptó un puesto en la agencia de noticias Reuter. Al estallar la Segunda Guerra Mundial, Fleming sirvió como asistente personal del director de Inteligencia Naval del Almirantazgo, con grado de capitán de fragata.

En 1945, terminado el conflicto, el futuro escritor ocupó el cargo de director de exportación del grupo de prensa Kemsley y construyó una casa, Goldeneye, en Jamaica, para pasar allí los inviernos. Entre sus paredes, Fleming dio vida a James Bond. La primera entrega de sus andanzas fue Casino Royale, concluida la víspera de la boda del autor con Anne Rothermere, en 1952. El origen del nombre de su criatura hay que buscarlo en una persona real: James Bond, un observador de pájaros muy conocido por una obra sobre aves de las Antillas.

En los años siguientes, Fleming dio a luz una batería de títulos sobre el hombre mimado de los servicios de inteligencia británicos, cuyos mecanismos eran descritos con tanta minuciosidad que muchas voces afirman que Fleming se basaba en su propia experiencia para relatar las misiones de Bond.

La máquina de escribir de Fleming echó humo durante los diez siguientes años: Goldfinger, Desde Rusia con amor, Doctor No, Diamantes para la eternidad, Operación Trueno, Casino Royale, La espía que me amó, Sólo se vive dos veces, Al servicio secreto de su majestad, Moonraker, Vive y dejamorir, El hombre de la pistola de oro, Octopussy y Sólo para tus ojos.

Fleming murió en 1964, a los 56 años. Además de sus obras sobre Bond, escribió otras dos novelas de muy distinto signo: Chitty Chitty Bang Bang (llevada al cine con gran éxito) y The Diamond Smugglers.