El cambio climático ha alterado los patrones de desbordamiento de los ríos en toda Europa, afectando de manera significativa al noreste de la península ibérica donde en los últimos 50 años se ha retrasado más de cinco días el momento en el que los caudales alcanzan sus máximos.

Así lo pone de manifiesto una investigación publicada hoy en la revista Science con datos de 4.262 estaciones hidrométricas situadas en los ríos de 38 países europeos desde 1960, entre ellos España, en la que ha participado el investigador de la Universidad Politécnica de Madrid, Luis Mediero.

El estudio ha revelado que actualmente los ríos se desbordan antes de lo que habitual en primavera en el oeste o noreste de Europa, y más tarde de lo normal en el Mar del Norte y en el noreste Español (noreste de Aragón, Cataluña y la Comunidad Valenciana).

La alteración media en las primeras zonas de Europa es de 65 días antes respecto a lo habitual hace 50 años y de más de 45 días después en las segundas zonas. Los científicos atribuyen el adelanto en las inundaciones a que el hielo acumulado en el invierno se derrite antes por el incremento de temperatura, inundando los ríos de manera precoz.

En el caso de las zonas donde las inundaciones se han retrasado, como es el caso de parte de España, lo achacan a un incremento de episodios de precipitaciones extremas a finales del invierno y a las modificaciones que el cambio climático ha introducido en la Oscilación del Atlántico Norte.

Esta oscilación consiste es una fluctuación a gran escala en la masa atmosférica situada entre la zona de altas presiones subtropicales y la baja polar en la cuenca del Atlántico Norte, y hay evidencias científicas de que la acumulación de gases en la atmósfera ha provocado alteraciones en la misma.

Los científicos subrayan que las inundaciones o las crecidas de los ríos son el desastre natural que más pérdidas humanas y materiales ocasiona, cifrando estas últimas de 104.000 millones de dólares anuales, indican.

Y advierten de que "estos fenómenos se multiplicarán, en magnitud y frecuencia, debido al cambio climático, con notables afectaciones en la agricultura, las infraestructuras de todo tipo, la producción hidroeléctrica, y el suministro y gestión del agua", afirma el investigador de la Universidad británica de Loughborough y uno de los autores principales, Robert Wilby.