Groucho Marx tenía un último deseo cuando dejase este mundo: que en su lápida se encontrasen las palabras "Perdonen que no me levante". Cuarenta años después de su muerte, un 19 de agosto en una clínica de Los Ángeles por una neumonía, el humorista no cumplió el pedido expresado en una de sus últimas entrevistas, pero sus frases satíricas, como "estos son mis principios y si no le gustan, tengo otros" y su rostro con una nariz sujetando unas prominentes gafas de pasta, con un bigote pintado y un puro en la mano, han pasado a la historia del cine como uno de los personajes más brillantes del siglo XX.

Julius Marx nació el 2 de octubre de 1890 en Manhattan y el cuarto de los seis hijos de Sam Marx y Minnie Schonberg, inmigrantes judíos, se convirtió en el integrante más joven del trío cómico "Los Hermanos Marx" junto a Leonard, "Chico", y Arthur o "Harpo". El trío comenzó en los teatros de Broadway y ya era de sobra conocido en "Cocoanuts", su primera película estrenada en 1929.

Groucho participó en 26 cintas, escribió media decena de libros y tenía amistades como T. S. Elliot, o el cineasta Woody Allen, de quien llegó a decir que era "el mejor". Con su característica indomabilidad, se permitió rechazar trabajos con grandes iconos del cine como Federico Fellini y bailó un charlestón sobre el búnker en el que Adolf Hitler se suicidó en 1958 cuando Groucho viajó a Alemania para visitar el país natal de su madre.