El ovetense que desafió el siglo de la tecnología, José Díaz, acaba de quedar como finalista al premio especial del jurado del Festival Jackson Hole, por su documental "100 días de soledad", se trata del certamen más importante del mundo en películas sobre naturaleza y está asentado en Wyoming (EE UU). La cinta protagonizada por este empresario ha conseguido colocar a este producto rodado en Asturias junto a otros de cadenas como la BBC, National Geographic o Discovery Channel. Armado con varias cámaras y con la única compañía de su caballo "Atila", José Díaz grabó durante cien días su experiencia en una cabaña en pleno parque natural de Redes. Wanda Films, la productora del documental "Cantábrico", sostiene este proyecto junto a Televisión Española, que ha sido grabado al completo y sin ayuda por Díaz. Uno de sus hijos, Pablo, compuso la banda sonora.

El 11 de septiembre de 2015 José Díaz dejó atrás a su familia, sus amigos y los avances tecnológicos, a excepción del material necesario para producir el documental, y se internó en el parque natural de Redes. El fotógrafo y naturalista se recluyó en un refugio que había conocido diez años antes en la reserva natural, a hora y media del pueblo más cercano y sin ningún tipo de comunicación; con una pequeña huerta y varias gallinas que le dieron el sustento que necesitaba para salir todos los días de caminata y grabar durante horas. "Dormía seis horas, cogía el equipo y no paraba ni un segundo", asegura José Díaz, que también pasó 25 noches fuera de la cabaña. Los libros que metió en su equipaje por si los días se le hacían demasiado largos volvieron a casa sin ser leídos por falta de tiempo. "Incluso me faltaron horas" admite Díaz. La ausencia de conversaciones podía terminar con sus cuerdas vocales atrofiadas según le advirtió un especialista, pero esto tampoco supuso un problema.

Vivir aislado de las facilidades tecnológicas no es una novedad. El noruego Lars Mytting retomó con su libro "El libro de la madera. Una vida en los bosques" la idea de irse a un bosque a cortar leña y conectar con la naturaleza. En este caso, José Díaz se inspiró en la experiencia escrita por Sylvain Tesso en "La vida simple", cuya aventura era similar a la del asturiano pero a orillas del lago Baikal. El objetivo de José Díaz era demostrar que se podía sobrevivir sin aparatos electrónicos y que es posible disfrutar de una tranquilidad que no existe en las ciudades.

La vuelta al mundo real no fue tan bucólica como levantarse cada mañana rodeado de naturaleza. "Lo que más me sorprendió fueron las caras tristes de la gente, no eran felices", señala Díaz. Ahora, el siguiente paso para el documental es su presentación en España después del éxito en el Festival Jackson Hole. "Es una pena que te tengan que reconocer el mérito en Estados Unidos antes que en tu país", admite Díaz.