"Siegfried", la ópera de Wagner con la que hoy a las 19,00 horas se abre la Tempora de Ópera de Oviedo, es la segunda jornada de la tetralogía de "El Anillo del Nibelungo". En sus escritos, Wagner reconoce la afinidad natural entre el proceso compositivo del drama y el de la sinfonía. Para él, la estructura de ambos consiste en una trama de temas fundamentales -en referencia a los "leitmotive"- que se extiende a través de toda la obra. Beethoven y su Novena, que reunifica música y palabra, constituyen una inspiración para que Wagner llevase a cabo su idea de "obra de arte total". El planteamiento que se podrá ver en la Ópera de Oviedo, sigue esta premisa de conceder gran protagonismo a la orquesta situándola en el escenario, mientras se ha respetado también la plantilla orquestal original de la partitura.

El drama wagneriano se diferencia enormemente de la ópera italiana. Se opone a ella por considerarla artificiosa y porque este género no lleva implícita una motivación dramática que estimule su proceso creativo. El pensamiento dramático de Wagner se opone así a las arias para el lucimiento de los divos, a las formas prefijadas de la dramaturgia belcantista y a los convencionalismos de la ópera italiana de la primera mitad del siglo XIX.