"Sigfrido", el primer título de la presente temporada de la Ópera de Oviedo que se estrenó el miércoles, dejó entre los asistentes a la Tertulia de LA NUEVA ESPAÑA un buen sabor de boca. Hubo bastante unanimidad en las opiniones de los tres participantes sobre el alto nivel que pudo verse en la jornada inaugural de la temporada, especialmente en lo que a la parte musical se refiere.

- Carmen Pérez Novo: Quiero agradecer a la Ópera de Oviedo y al propio Wagner que nos haya brindado la posibilidad de poder disfrutar de esta obra tan maravillosa, de "El oro del Rin" y "La Valquiria" en los años anteriores, y dentro de dos de "El ocaso de los dioses". Hay mucha gente que rehuye la música de Wagner por creer que es muy complicado para el oyente, pero en mi opinión es una creencia infundada.

- Graciela Suárez Viñuela: Yo no creo que sea difícil de escuchar. Me parece que es el compositor que mejor transmite los sentimientos en la música, los distintos estados de ánimo los veo muy bien plasmados en su música. Además creo que las proyecciones que pudimos ver en el estreno pegaban muy bien con ella.

- Carmen Pérez Novo: Es cierto que cuando comenzó la tetralogía en Oviedo en 2013 había más reticencia a la música de Wagner de la que hay hoy día, pero aún hay gente a la que no le gusta.

- Graciela Suárez Viñuela: De hecho, no estaba lleno el teatro el miércoles. Había bastantes sitios libres en el patio de butacas que, bien pudo deberse al hecho de que Wagner no llega a todo el mundo, o bien por la duración, porque son muchas horas. Personalmente he de decir que, así como la música de Wagner me parece maravillosa, la parte del texto me parece que tiene un desarrollo muy pausado. Especialmente se puede ver en el tercer acto, con el dúo entre Sigfrido y Brunilda y las reflexiones, que no termina de resolver.

- Aurelio Martínez Seco: Estamos acostumbrados a valorar todo siempre en positivo, yo creo que el desarrollo dramático en Wagner es demasiado lento. Esa lentitud es a veces positiva y favorece la recreación en ciertas ideas, algunas de ellas con sentido filosófico que adolecen de un sentido superficial. Esto provoca que muchas veces la gente pueda llegar a exasperarse. Hay momentos en los que su composición alcanza cotas de obra maestra, pero otras no tanto. Para mí, uno de los grandes aciertos de la producción que se ha programado en Oviedo es el haber elegido a Guillermo García Calvo como director musical, que ha trabajado precisamente Wagner con Daniele Gatti, y fue asistente de Chistian Thielemann, que son auténticas autoridades en el compositor.

- Graciela Suárez Viñuela: Entonces, ¿tú crees que García Calvo lo que consiguió fue subir el nivel de la orquesta en este "Sigfrido"?

- Aurelio Martínez Seco: Lo que tengo claro es que con él la orquesta cambia su sonido por completo.

- Carmen Pérez Novo: Él es un amante de la música de Wagner y eso se transmite al público.

- Graciela Suárez Viñuela: Hubo momentos mágicos en la sección de cuerda.

- Aurelio Martínez Seco: Pero es que además de aficionado a Wagner, supo resolver muy bien todos los problemas técnicos, y transmitir a la orquesta ese sonido tan característico. El balance sonoro fue bueno, a mí me costó encontrar un momento en el que la orquesta tapase a los cantantes.

- Carmen Pérez Novo: Yo sí lo aprecié en algún momento muy puntual en el que se tapaba, pero he visto a la orquesta magnífica.

- Aurelio Martínez Seco: Yo creo que es destacable el hecho de que García Calvo haya cuidado tanto las voces que, con una orquesta de 106 músicos detrás, resulta dificilísimo.

- Graciela Suárez Viñuela: Parecía una orquesta, en los momentos más íntimos, con menos profesores de los que en realidad había. Hubo un momentos en el segundo acto que la sección de violines primeros parecían un único músico, por la coordinación que tenían y el sonido tan íntimo. Yo a García Calvo le veo como un director que sabe imponerse en la orquesta, pero que al mismo tiempo debe tener una personalidad muy dulce, como que sabe tener contentar a los músicos.

Aurelio Martínez Seco: Fuera del podio, y después de oírle hablar muchas veces, me parece una persona muy cordial y muy modesta, pero llega el momento de ponerse delante de una orquesta, aparece Furtwängler, que es uno de los maestros a quien García Calvo más ha admirado. Hay en él un importante grado de tensión, y la gestualidad es propiamente suya.

- Graciela Suárez Viñuela: Además, está muy bien tener a la orquesta en el escenario, porque normalmente cuando están en el foso no percibes nada. Fue un acierto ponerla en el escenario.

- Carmen Pérez Novo: Fue un disfrute, para mí personalmente al comienzo del tercer acto, con aquella fuerza, tremendo. Choca ver precisamente la orquesta de Wagner en el escenario, cuando él precisamente quiso enterrarla en el foso de Bayreuth para que no distrajera.