Un nombre destacará por encima del resto en el panorama artístico español este otoño: William Kentridge. El creador sudafricano recogerá el próximo mes en Oviedo el premio "Princesa de Asturias" de las Artes. Pero no será este el único acto de reivindicación de la figura de este singular artista: a partir del 1 de noviembre, el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, en Madrid, expondrá la muestra "William Kentridge. Basta y sobra", una retrospectiva de este singular creador que se antoja definitiva para poner al artista en el lugar que le corresponde en atención a la calidad de sus obras.

Comisariada por Manuel Borja-Villel y Soledad Liaño, la exposición se centra en la producción escénica de Kentridge, que incluye teatro, ópera y performance. "La idea fundamental es poner de manifiesto la estrechísima relación entre sus proyectos escénicos y los plásticos. Kentridge dirige teatro desde que estaba en la universidad, allí ya hacía trabajo escénico y de escenógrafo. Después se le conocería internacionalmente por sus cortometrajes animados pero, en paralelo, él seguía trabajando como director de escena", explica Soledad Liaño en conversación con LA NUEVA ESPAÑA.

Los proyectos

La muestra, continúa Liaño, se vertebra a través de los proyectos escénicos de Kentridge para diversas obras de teatro y óperas. "Woyceck en el Alto Veld" (1992) marca el inicio del recorrido, en el picas como "¡Fausto en África!" (1995), "Ubú y la Comisión de la Verdad" (1997) y las óperas "El retorno de Ulises" (1998), "La nariz" (2010) y "Lulú" (2015). Un trayecto que culmina con la ópera "Wozzeck" (2017), retorno al personaje creado por Georg Büchner un cuarto de siglo después de aquella primera revisión teatral.

Las piezas elegidas se mueven en unas coordenadas diáfanas. Todas las historias tienen un único protagonista, independientemente de si su rol es el de víctima o verdugo; se desarrollan en los márgenes del género dramático; y lo absurdo suele aparecer para desbloquear situaciones concretas. "Lo que queremos es poner en relación esos dos campos de acción, los de los proyectos escénicos y la plástica, para poner de manifiesto que todo su trabajo plástico tiene su origen en su trabajo escénico, ya sea por formar parte del proyecto o como una coda de éste", reflexiona Soledad Liaño.

Mano a mano

El Reina Sofía lleva más de tres años trabajando en la exposición, mano a mano con el propio Kentridge. De ahí que la muestra otorgue además gran relevancia a un aspecto crucial y a menudo desconocido de los artistas: el proceso creativo. Algo en lo que, a través de esta retrospectiva, se podrá profundizar gracias a la incorporación de dibujos, grabados y películas que el sudafricano fue realizando, como complemento, ensayo o consecuencia, al tiempo que desarrollaba sus proyectos escénicos.

La reflexión en torno al proceso creativo tendrá su reflejo en el volumen editado por el Reina Sofía en conexión con la exposición. "No es un catálogo al uso, y tampoco un 'libro de artista', sino un libro con sus escritos. Incluso hay un guión de una performance, es un libro distinto", anticipa Liaño.

Para dar más realce a la muestra, Kentridge estará en Madrid para la inauguración. A la capital se desplazará nada más recibir el "Princesa de Asturias" en Oviedo, en una feliz coincidencia de fechas y acontecimientos que desde el Reina Sofía celebran. "Estamos todos entusiasmados", confiesa Liaño, que confía en que la confluencia del premio y la exposición propicie un auténtico "otoño Kentridge".