Dignificar su trabajo, mejores condiciones salariales y más tiempo hacer su labor. Eso es lo que una veintena de traductores reivindican desde ayer en la casona de Verines, en Pendueles, Llanes, con motivo del XXXIII Encuentro de Escritores y Críticos de las letras españolas que este año lleva por título "Creadores en la sombra: la traducción literaria en la actualidad". El coordinador y director de los encuentros, Luis García Jambrina, profesor titular de Literatura Española en la Universidad de Salamanca, aseguró que Verines tenía una deuda con estos profesionales.

"Las grandes traducciones de la literatura universal como el 'Ulises' de Joyce, 'Guerra y Paz' o las obras de Shakespeare, al traducirse, forman parte no solo de la literatura del país de su autor sino también de la literatura de la lengua a la que se traduce. Los traductores son también escritores y grandes conocedores de la lengua, la literatura y la cultura. Por eso necesitan un reconocimiento y una dignificación de su trabajo", dijo. Reclamó Jambrina que el nombre de estos profesionales aparezca en la cubierta de las obras. "El traductor hace suya esa obra y la ha vertido a una lengua diferente de manera eficaz. Es una reclamación pendiente. El traductor no debe ser el último mono del proceso editorial", dijo.

La madrileña Malika Embarek López calificó de "muy intensa", la primera toma de contacto con los demás traductores en Pendueles. "Queremos dejar de estar en la sombra, que se nos considere un poco más, que no nos metan tanta prisa los editores y poder trabajar con más tranquilidad", indicó.

Vicente Fernández González, profesor titular de Traducción e Interpretación en la Universidad de Málaga, aseguró que "no se puede hablar de literatura en un país, un territorio o una comunidad, sin considerar la literatura traducida a esa lengua como parte de la producción literaria". Reclamó también mejoras económicas para el sector. "Una obra traducida exige una formación y un trabajo de preparación, documentación y formación. Para que una persona pueda vivir de la traducción tiene que trabajar horas y horas en jornadas interminables y eso no se traduce en un rendimiento económico", señaló.