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Duelo verdiano en el Campoamor

El tenor Aquiles Machado y el barítono Simone Piazzola encarnarán la pugna entre Manrico y el Conde de Luna en la ópera "Il Trovatore"

Duelo verdiano en el Campoamor

El tenor venezolano Aquiles Machado y el barítono Simone Piazzola se enfrentarán en el Campoamor a partir del 5 de octubre. Dan vida a Manrico y el Conde de Luna respectivamente en "Il trovatore", dos personaje antagónicos y enfrentados durante toda la ópera, que no conocen su verdadera identidad.

Aquiles Machado es en Oviedo un tenor muy querido en el repertorio verdiano, donde no se le escuchaba desde "La traviata" en 2013. "El personaje de Manrico es uno de los más atractivos para la voz de tenor". Machado reconoce que ha esperado bastante para llevar a la escena este papel. "Recuerdo que la primera vez que subí a un escenario para cantar Alfredo en "La traviata" fue hace más de veinte años, mientras que sólo hace cinco años que decidí asumir el papel de Manrico, asegura. En su opinión, este personaje necesita un mayor desarrollo y madurez de la voz del tenor, en comparación con el Duque de Mantua de "Rigoletto".

Su archienemigo en este título será el barítono Simone Piazzola. El Conde de Luna es un personaje que Piazzola conoce bien y que tiene un papel destacado en su repertorio. "En muchas ocasiones se le presenta como un ser malvado, pero no lo es. Sufre continuamente; está enamorado de Leonora, y por ella está dispuesto a enfrentarse a cualquiera que le desafíe", describe. Musicalmente, "al igual que todos los barítonos verdianos, es muy complicado técnicamente por su amplio registro y la necesidad de recrear distintos colores con la voz", asegura.

Piazzola y Machado coinciden en que la música de esta ópera, tan conocida por los aficionados, es uno de sus grandes atractivos.

"A nivel psicológico el personaje de Manrico es una locura", afirma Machado. "Vive en un mundo lleno de contradicciones y siempre aparece en el lugar donde él no quiere no quiere estar; pueden estar amenazando a la mujer que ama, pero él donde realmente quiere estar es rescatando a su madre. Él vive entre los gitanos, pero en el fondo no se siente gitano, y cuando descubre quien es realmente, se niega a aceptarlo". Aquiles Machado apunta que la influencia de la gitana Azucena es tan fuerte en él que le condiciona de por vida, es la única a la que él nunca traicionaría.

La disputa entre Manrico y el Conde de Luna es constante. "A lo único a lo que Manrico nunca renuncia es a enfrentarse a su verdadero hermano, aunque él obviamente no lo sabe", explica Machado. Por su parte, Piazzola defiende a su personaje mencionando que "el interés del Conde de Luna está puesto en Leonora, y su lucha es para tenerla a su lado". El momento culminante para ambos llega cuando se presenta la oportunidad de que Manrico mate finalmente al Conde, pero algo en su interior le frena a hacerlo. Aparece aquí en su máxima expresión la lucha interna de los personajes verdianos entre lo que deberían hacer y lo que realmente pueden es, para Aquiles Machado, una de las señas de identidad de todas sus óperas.

Es una creencia muy extendida pensar que las óperas de Verdi están impulsadas por el sentimiento amoroso, pero muy raramente es el amor lo que mueve a sus personajes realmente. Algo con lo que Machado no está muy conforme, y por ello añade que "los personajes verdianos son monumentos que llevan al escenario problemas morales y filosóficos. Amarse, tocarse o llorar son acciones más vinculadas a las óperas de Puccini. El planteamiento de Verdi siempre tiene que ver más con la relación del hombre con sus propias convicciones, con el poder y su papel en la sociedad. Es muy interesante ver como todo se reduce a lo que la sociedad nos dicta y cómo nosotros nos rebelamos ante ella". La oscuridad que envuelve a todos los personajes es el rasgo más característico en esta producción de Joan Antón Rechi. "Es curiosa en el sentido de que la puesta en escena no es ni tradicional ni moderna, pero sí atractiva", tal como la define Piazzola. "En mi opinión, lo más atrayente de la puesta en escena de Rechi, inspirada en los cuadros de Goya, es que los personajes están situados en un mundo negro eterno. Ellos entran y salen de escena, se desarrolla la acción, pero al final no van a ningún lado y la oscuridad lo envuelve todo", afirma Machado.

Sobre la actualidad de la ópera, Machado y Piazzola están de acuerdo en que el mercado de la ópera hoy día presiona a los cantantes, llevándoles a asumir muchos papeles en muy poco tiempo para los que no siempre han podido alcanzar el desarrollo vocal adecuado. De ahí que hoy día las carreras de muchos cantantes de ópera sean efímeras, y que tras diez o quince años se vean obligados a abandonar. "Esto es una carrera de fondo, en la que uno tiene que poder cantar bien por muchos años", coinciden.

Entre los proyectos más inmediatos de Aquiles Machado está la grabación de un disco de música tradicional venezolana, que será el tercer volumen de la colección que quiere presentar a finales del año próximo.

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