Salvador Calvo, director de "1898: Los últimos de Filipinas", lanzó un alegato antibelicista y en contra de los nacionalismos extremos al presentar su ópera prima en Manila, un año después de acabar el rodaje.

"Hay veces que hay que tener cuidado con ese patriotismo y saber dónde estás y dónde te metes. Hay veces que nos manipulan", expresó Calvo (Madrid, 1970) en una entrevista con Efe en la capital filipina, al ser preguntado por el vínculo entre la sociedad española actual y el episodio histórico narrado en el largometraje.

Estrenada en diciembre del año pasado en España, "1898: Los últimos de Filipinas" relata los 337 días de la heroica y a la vez absurda resistencia armada en la iglesia de Baler (noroeste), de un destacamento militar español que primero desconocía y después se negaba a asumir el hecho de que la guerra había concluido.

El director asegura que, "a pesar de relatar un hecho histórico, la película cuenta muchas cosas de las que están pasando hoy día" y aporta el mensaje de que "muchas veces se enmascaran con banderas, con patrias o con honor cosas que a lo mejor tienen razones económicas"

"Es una película con un tono antibelicista total; es un poco un espejo para que las nuevas generaciones no volvamos a caer en guerras que no conducen a nada", concluye.

Calvo se permitió el lujo de debutar en el cine tras una larga carrera en la televisión con un potente reparto: Luis Tosar, el asturiano Javier Gutiérrez, Eduard Fernández, Karra Elejalde y Carlos Hipólito, y los jóvenes Miguel Herrán, Ricardo Gómez, Emilio Palacios y Patrick Criado, además de Álvaro Cervantes.

Esta cinta, que tuvo un presupuesto de seis millones de euros, fue rodada entre Guinea, que presta unos excepcionales paisajes selváticos, y en la población grancanaria de Santa Lucía de Tirajana, donde se reprodujo el pueblo y la iglesia de Baler, además de en Tenerife.

"Venir a Filipinas a presentar la película es como el broche final después de un año, porque justo el 13 de octubre acabamos el rodaje y ahora estamos aquí terminando su proceso de difusión a nivel internacional. Es un bonito símbolo para cerrar un ciclo", declaró Calvo.

En su primera visita al país asiático, el realizador aseguró que su cinta "tiende lazos, tiende puentes entre las dos culturas", la española y la filipina, y lamentó el distanciamiento de ambas naciones en los últimos cien años pese a "cuatro siglos de historia en común".

En este sentido, el director expresó su esperanza de que el filme guste al público filipino y aporte su granito de arena para que surjan "futuras colaboraciones o coproducciones" entre ambos países con ayuda de entidades como el Instituto Cervantes o la Embajada de España en Manila.

Ambas instituciones han hecho posible la presencia de "1898: Los últimos de Filipinas" en la tierra donde está ambientada a través del festival "Pelikula", que desde el 5 al 15 de octubre proyectará las novedades más destacadas del cine hispanoamericano y filipino en Makati, en el corazón del área metropolitana de Manila.