La entrega de los premios "Liber" tuvo un gran protagonista en segundo plano: el proceso secesionista de Cataluña. En su intervención, Daniel Fernández, presidente de la Federación de Editores, aludió al lugar donde se celebraba el acto, la Real Fábrica de Tapices, como una "fundación borbónica dedicada a tejer", una labor que, a su juicio, hacen los editores pero también deberían hacer "los poderes públicos". Quiso reflexionar sobre Cataluña "en estos días históricos, complicados y que pueden ser aciagos", y puso como ejemplo la antigua rivalidad entre los editores de Madrid y los de Barcelona y cómo "la concordia fue posible". "Yo creo que obviamente hay que respetar la ley y también respetar a las personas, y estos premios son una prueba de ello", añadió.

El escritor Javier Marías, en plena promoción de su última novela, "Berta Isla", recogió el galardón al autor latinoamericano más destacado. Y también en su intervención aludió a la "competitividad durante décadas y décadas" entre los editores barceloneses y madrileños y de cómo la colaboración entre ambos gremios demostró posteriormente que el acuerdo es posible.

El presidente de la Federación de Gremios de Editores había aludido anteriormente a Marías en su faceta de editor, con un sello que lleva el nombre del Reino de Redonda, una isla diminuta (un juego literario) en la que el escritor ostenta el título de monarca. "Podemos pedirle un pasaporte si necesitamos un lugar donde ir", bromeó Daniel Fernández, quien también quiso citar una reflexión del autor madrileño en estos momentos en los que "la colmena se ha vuelto enjambre y el enjambre arremeta a picotazos". Y esa frase es: "Las mentiras son las mentiras, pero todo tiene su tiempo de ser creído".

El acto fue presentado por la periodista Pepa Fernández, quien abrió esta ceremonia de homenaje a la lectura con un verso de la argentina Silvina Ocampo: "Soy todas las palabras que adoré en los labios y los libros que admiré".