El Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA) traslada temporalmente a París obras emblemáticas de sus colecciones en una exposición que supone un repaso a la creación en el siglo XX y principios del XXI y reflexiona sobre el concepto de modernidad.

"Ser moderno: el MoMA en París" expone desde mañana y hasta el próximo 5 de marzo en la Fundación Louis Vuitton más de 200 obras de la institución neoyorquina, algunas de las cuales, como "Campbell's Soup Cans" (1962), de Andy Warhol, llegan por primera vez a la capital francesa.

El recorrido, cronológico, incluye cuadros, esculturas, fotografías, películas u obras de arquitectura, fiel a la filosofía pluridisciplinar del MoMA, que nació en 1929 con la intención de mostrar el arte más avanzado de la época.

Aunque el primer director del MoMA, Alfred H. Barr, destacaba que cualquier intento de definir la modernidad estaba abocado al fracaso, el comisario de esta última muestra, Quentin Bajac, explica a Efe que ser moderno es precisamente ese estar por delante de tu tiempo.

Bajac recuerda que el periodo contemplado supuso artísticamente "una renovación constante", en la que cayeron las barreras entre las diferentes disciplinas y se superaron las jerarquías establecidas hasta entonces entre unas y otras.

La rueda de bicicleta de Marcel Duchamp, de la que se muestra la tercera versión, de 1951, tras la pérdida de la original, de 1913, es ejemplo de esa transgresión.

La Fundación Louis Vuitton, situada en las afueras de París, presta sus cuatro plantas a una exhibición que incluye obras maestras como "Le baigneur", de Paul Cézanne; "La persistencia de la memoria", de Salvador Dalí; "Poisson rouge et palette", de Henri Matisse, o "House by the railroad", de Edward Hopper.

E igualmente deja constancia de adquisiciones más recientes del MoMA y de la variedad de sus elecciones, como con la versión original de los 176 "emojis" creados por Shigetaka Kurita en 1998 y 1999, cuyo uso es habitual en la actualidad en todo teléfono móvil.

La exposición, la primera de envergadura de las colecciones del MoMa en Francia, se ha articulado voluntariamente en torno a iconos y a creaciones menos conocidas, pero consideradas clave también para entender el arte de ambos siglos.

El posimpresionismo, el futurismo, la abstracción, el arte minimalista y pop y la intrusión del neón o de las nuevas tecnologías son algunas de las corrientes representadas.

Su presentación le ha servido de paso al museo neoyorquino para repensar la forma en la que quiere mostrar sus fondos en Nueva York, con mayor diálogo entre técnicas y disciplinas, en un momento en que prepara la ampliación de su sede, con un nuevo espacio previsto para 2019.

"Ser Moderno" se erige así como una especie de "manifiesto" de lo que será ese nuevo MoMA, que aspira a exhibir sus fondos con una visión global más "inclusiva".

De momento, este desembarco temporal permite además constatar al visitante que el arte moderno no se limita a Norteamérica y Europa Occidental, y supone de forma indirecta un recorrido por la propia historia del MoMA, del que Bajac asegura que cada nueva adquisición, como en el pasado, sigue siendo objeto de debate.