Parece que lo llevemos en los genes, pero sólo es culpa de la educación, del entorno, que nos dé miedo lo diferente, lo que se sale de la norma. Kike, el niño protagonista de nuestra historia, está un poco harto de hacer siempre lo mismo, de hacer lo que se supone que tiene que hacer, de hacer lo que le gusta a su padre. Kike, a quien se le da genial el fútbol, tanto que "es capaz de pegar un trallazo al balón directo a la escuadra", mira cómo las niñas juegan con sus muñecas, dejan volar su imaginación y disfrutan de miles de mundos posibles, mientras sus amigos juegan a pelearse, a guerrear o a la omnipresente pelota.

Un día decide unirse a los juegos de sus compañeras, quienes, en principio extrañadas, lo acogen en su grupo. Kike se siente feliz y se integra de tal manera que una tarde, en el cuarto de juegos del cole, "agarra una falda brillante con una gasa de flores, perfecta para el baile de la princesa. Y se ponen a bailar una danza divertidísima, casi frenética". Cuando sus amigos, aburridos de jugar al fútbol en el patio, entran y lo ven, reaccionarán de una forma que ya sería imposible si fuesen adultos...

El libro "Kike y las Barbies", de la galardonada escritora e ilustradora sueca Pija Lindenbaum, nos habla de las pautas que se siguen marcando en esta sociedad que delimita de forma muy clara lo que corresponde a un niño y a una niña, desde el modo de vestir, hasta la división de productos en una juguetería, pasando por las ropas o incluso las posturas apropiadas a uno u otro sexo. La editorial Gato Sueco, una cooperativa que trabaja con banca ética y que cree en "un mundo más justo y limpio para nuestros niños y niñas", sabe que nos llenamos la boca con la palabra igualdad y no paramos de fomentar la diferencia excluyente. Libros como éste nos ayudarán a todos a construir un mundo sin barreras donde todo el mundo respete y sea respetado.