Una actuación coordinada a nivel internacional ha permitido captar, por vez primera, tanto las ondas gravitacionales como los destellos de luz y radiación emitidos por la fusión de dos estrellas de neutrones. Un hallazgo que inaugura la observación "multimensajero", que complementar la captación de las ondas gravitacionales con la observación tradicional a través de telescopios, y que ya ha permitido constatar otras teorías, singularmente la que conecta estos eventos astronómicos masivos con la dispersión por el universo de metales pesados como el oro o el platino.

_"Este antiguo reloj de mi abuelo está compuesto por oro que posiblemente fue creado hace miles de millones de años. ¡Es un descubrimiento asombroso!", destacó Dave Reitze, director ejecutivo de_LIGO, en la conferencia simultánea, emitida a través de internet desde Estados Unidos y Alemania, en la que se anunció el descubrimiento. Un hallazgo fruto de un esfuerzo internacional liderado por la cooperación científica LIGO, galardonada con el premio "Princesa de Asturias" Investigación Científica y Técnica y con el premio Nobel de Física, y en el que colaboraron otras setenta instituciones de todo ?el mundo.

Las ondas gravitacionales son perturbaciones en el espacio-tiempo producidas por los cuerpos masivos acelerados, como pueden ser las supernovas o la colisión de dos agujeros negros. Los astrónomos suelen explicar el fenómeno aludiendo a las ondas que ocasiona una piedra arrojada en un estanque. Estas ondas gravitacionales habían sido predichas por Einstein en 1916, pero no fue hasta hace dos años que el Observatorio de Interferometría Láser de Ondas Gravitacionales (LIGO, en sus siglas en inglés) demostró su existencia, al recoger las ondas causadas por la colisión de dos agujeros negros.

El fenómeno revelado ayer es diferente: se trata de la colisión de dos estrellas de neutrones, que además de ondas gravitacionales emite luz y radiación. La captación se produjo el pasado 17 de agosto. Las ondas gravitacionales del fenómeno fueron registradas por los laboratorios LIGO y VIRGO construidos en Estados Unidos e Italia, respectivamente. Eran las 14.41, hora peninsular. Pero además, varios observatorios astronómicos de las agencias espaciales de Estados Unidos (NASA) y Europa (ESA) detectaron un estallido corto de rayos gamma casi al mismo tiempo. En concreto, el destello fue detectado dos segundos después de que se captasen las ondas gravitacionales.

A medida que el día avanzaba, otros observatorios de todo el globo, hasta un total de setenta, fueron completando la captura de datos, aprovechando la rotación terrestre. Esto permitió ubicar el origen de las ondas en la galaxia NGC 4993, ubicada en la constelación de Hydra. Esto es: a 130 millones de años luz de la Tierra. También hacer una estimación del momento en el que se habría producido la fusión de las dos estrellas de neutrones: se cree que pudo producirse hace 10.000 millones de años terrestres.

El descubrimiento se hacía público, a través de una doble conferencia de prensa en Alemania y Estados Unidos, al mismo tiempo que el físico experimental Barry Barish (Omaha, Estados Unidos, 1936), uno de los impulsores de la cooperación científica LIGO , aterrizaba en Asturias.