Recordó el presidente de la Hispanic Society of America, Mitchell Codding, unas palabras del fundador de la institución premiada con el "Princesa" de Cooperación Internacional, Archer Milton Huntington, cuando, aún muy joven y en los últimos años del siglo XIX, llegó a España y entró en el Museo del Prado. Allí se encontró con las obras de Velázquez "y aquello fue un descubrimiento tan deslumbrante que no sé cómo expresarlo".

Diego de Velázquez contribuyó a la fascinación por España de aquel millonario estadounidense, ilustrado y prudente, cuyo recuerdo brilló en el acto organizado por la Junta General del Principado en honor de la Hispanic Society of America, premio "Princesa de Asturias" de Cooperación Internacional.

Codding llegó a la Junta acompañado del presidente del patronato de la Hispanic, Phillippe de Montebello, y dio una conferencia ante un centenar de personas bajo rigurosa invitación en la que hizo un repaso a los 113 años de historia de la Hispanic Society y a la figura de Archer Milton Huntington, convertido en "un auténtico paladín de España en América".

Los viajes a España y a países hispanoamericanos le demostraron a Huntington que todo lo que había aprendido en los libros "le habían proporcionado un mero retrato superficial", y que su futura institución debía ser una forma de "condensar el alma española en un museo".

Los datos relativos al fondo artístico de la Hispanic abruman por su extensión. Como muestra: 175.000 fotos antiguas y unos 250.000 libros y periódicos. Huntington levantó su fundación con ánimo de reconstruir más de tres mil años de cultura ibérica y latinoamericana "y no para sentirse superior" acumulando riquezas como hicieron algunos de sus contemporáneos adinerados, explicó la profesora de Historia del Arte de la Universidad de Oviedo Ana María Fernández, quien, junto al director de la Biblioteca de la Universidad, Ramón Rodríguez, fueron los encargados de presentar a Codding. Dos voces acreditadas y un lujo a juego con los visitantes al Parlamento de Asturias.

A las salas abiertas de exposición en la sede de la Hispanic Society, en la parte norte de Manhattan, Huntington las denominaba "el museo español". Se pasó toda la vida comprando cuadros, libros, objetos artísticos, artes decorativas y documentos.

Lo hizo siempre con un criterio de máxima calidad y, como señaló en su charla, Mitchell Codding, "con una norma fija: no comprar nunca cuadros que estuvieran en colecciones en España. Huntington siempre decía que él no iba en busca de botín, que compraría obras fuera de España porque, además, había oferta en abundancia".

En el turno de preguntas alguien pidió a Codding que explicara cómo se mantenía la Hispanic. El 60% del presupuesto anual proviene de los fondos de los herederos de su fundador. "En los últimos quince años hemos tenido que buscar fondos adicionales, también públicos del Estado y la ciudad de Nueva York". De esos fondos públicos, tres millones de dólares sirvieron para la remodelación de las fachadas de la Hispanic Society.