Los valores que rodean al rugby hacen que esta deporte tenga su seña de identidad en torno al respeto y al compañerismo. Un espejo en el que se miran muchas disciplinas, como puede ser el fútbol, que poco a poco va imitando alguno de sus rituales, como el caso del tercer tiempo. "En la 'Youth League', que es la Champions de los juveniles, ya se hace una cena con los dos equipos al término del partido", contó ayer Emilio Butrageño, exjugador de fútbol, en un coloquio en la Colegiata San Juan Bautista de Gijón que mantuvo junto a Steve Tew, primer ejecutivo de los All Blacks. "Somos humanos, el juego del rugby es muy físico, y siempre se busca ganar, pero después del partido no puede faltar una cerveza en un bar y quedar todos tan amigos", comentó Tew.

El deporte tiene el fin de unir y divertir. Así lo remarcó en más de una ocasión Butrageño, que en la actualidad es director de Relaciones Institucionales del Madrid. "Hay un gran respeto entre profesionales. Queremos ganar, pero sentimos un gran respeto por el rival. El deporte es un elemento transmisor de enormes valores, y por encima de todo eso esta la pasión y la identificación con algo que le permite a la sociedad ser feliz y emocionarse", explicó.

Esa sensación la conoce bien Steve Tew cuando representan a Nueva Zelanda. "Nuestros jugadores son embajadores. Cada vez que jugamos el país entero espera que ganemos", resaltó el CEO del combinado neozelandés.