Cuando alguien siembra la discordia, se debe imponer el respeto al Estado de derecho. El presidente del Parlamento Europeo, Antonio Tajani, fue ayer el más tajante de todos al referirse al conflicto catalán tras recoger el premio "Princesa de Asturias" de la Concordia para la Unión Europea, acompañado del presidente de la Comisión, Jean Claude Juncker, y el presidente del Consejo de Europa, Donald Tusk. "La Unión Europea no tiene una Policía que tenga que ejecutar las decisiones judiciales. No es necesario. Cuando el Tribunal de Justicia dicta una sentencia, se aplica y punto. A nadie se le ocurre en la UE saltarse las normas aprobadas por todos", sentenció Tajani antes de la primera de las siete ovaciones que finalizaron con todo el teatro Campoamor en pie.

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Jugaba el presidente del Parlamento Europeo con la ventaja de sentirse como en casa. "Asturias es también mi patria querida", señaló, "tengo una calle con mi nombre en Gijón" fruto del episodio que permitió que la multinacional Tenneco continuara enraizada en el Principado. "Conseguimos convencerlos para que volvieran a abrir. Y salvamos varios cientos de puestos de trabajo", rememoró. Pero la urgencia de la actualidad devolvió al presidente del órgano comunitario a los acontecimientos recientes en España. En su discurso, plagado de referencias a la concordia, la unidad constitucional y a "los egoísmos nacionalistas" que en los últimos tiempos "salen a flote", Tajani realizó una llamada a la unidad y a "no levantar fronteras" entre los europeos: "Demasiadas veces se nos ha ofrecido el paraíso cambiando las fronteras, y nos ha llevado a los infiernos". Por eso, apeló al valor del consenso, constitucional y europeo, como un bien en sí mismo "que no demos poner en riesgo". Nueva ovación.

Dedicar el premio a los quinientos millones de ciudadanos europeos que, con su vida cotidiana, según Tajani, hacen posible el éxito de los valores de la paz, la estabilidad y la prosperidad, volvió a ganarse el favor del público. Fue antes de referirse a los 60 años que se cumplen este 2017 de la firma del Tratado de Roma, que definió como "un esfuerzo de los padres fundadores de la Unión Europea, igual que los de la Constitución española", aseveró antes de elogiar el papel de Su Majestad el Rey Juan Carlos. Más aplausos.

"No hay verdadera concordia sin verdad", defendió, por su parte, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, en un discurso en el que explicó que muchas personas se sienten rodeadas por "mentiras, manipulaciones y noticias falsas". En este punto, Tusk recordó su participación en Polonia en el movimiento "Solidaridad", al igual que hiciera también el poeta polaco Adam Zagajewski, premio "Princesa de Asturias" de las Letras de este año. "La violencia no resuelve nada, el diálogo es siempre mejor que el conflicto, la ley debe ser respetada por todos los actores de la vida pública y la armonía es mejor que el caos", aseguró en un mensaje que bien podría aplicarse al conflicto catalán, aunque no hubo referencias directas a él en su discurso, que comenzó en castellano, igual que Juncker.

"Mariano, I'm talking to you", comenzó el presidente de la Comisión Europea, en una alusión directa al presidente Rajoy con quien había viajado a mediodía desde Bruselas hacia el Principado. Jean Claude Juncker se mostró emocionado en su segunda visita a Oviedo al contemplar los balcones llenos de banderas españolas: "Ha sido una visión hermosa". Después, aprovechó el líder europeo para realizar una llamada a la paz continental frente a "las largas noches de oscuridad" de la vieja Europa. Esa paz, dijo, "es una conquista de todos los días" pues "demasiado a menudo olvidamos las generaciones rotas, en la cárcel, en campos de concentración, en campos de batalla, en la miseria más absoluta...". Para luchas contra esas imágenes del pasado Juncker apeló a una Europa unida, apegada a la norma del Derecho "para vivir y respirar juntos". Y en una alusión directa a nuestro país, el presidente de la Comisión Europea recordó que España ha conocido "los tormentos y dificultades" de la Europa construida a lo largo del siglo XX. "España es una fuerza motriz de Europa, sin ella Europa sería mucho más pobre", aseveró Juncker antes de recordar la etapa en la que el Rey Juan Carlos, padre de Felipe VI, era jefe de Estado en España, "y colocó la integración europea como prioridad". De la actual Europa, Juncker señaló como principios básicos "la paz, democracia y libertad". Y pese a las etapas de "carencias y hundimientos", el presidente de la Comisión Europea instó a no perder la paciencia: "Europa necesita de paciencia y determinación. ¡Viva España y viva Europa!", concluyó un emocionado Juncker. Los vivas a la democracia, Europa, España y el Rey también se sucedieron en el discurso de Tajani, quien recordó las palabras de Publio Sirio para reivindicar la armonía, la paz y la unidad: "Donde hay concordia siempre hay victoria". Y para los que siembran la discordia, "ignorando voluntariamente las leyes", les recordó la prioridad que sobre ello tiene el respeto al Estado de derecho. "Los tratados de la Unión Europea y la Constitución forman un solo cuerpo legal y democrático que todos tenemos el deber de respetar". Hablaba Tajani en un acto en el que estuvo presente, por segunda vez en la historia de los premios un presidente de Gobierno, en este caso, Mariano Rajoy. Y no le tembló el pulso para denunciar "situaciones inaceptables" como la de Venezuela. "Pongamos al ciudadano mucho más en el centro de toda acción política", reivindicó Tajani.

"Europa no es un proyecto de élites", tampoco es sólo bancos o euros, aseveró, "la Unión Europea es, sobre todo, la defensa de nuestros valores: la libertad, la democracia, la igualdad, el respeto al Estado de derecho, y la defensa de los derechos humanos".

Frente a esa realidad, existen "populistas y nacionalistas que gastan esfuerzos y recursos en separarnos. Mejor harían en trabajar por la concordia". Nueva ovación. Pero aún quedaba lugar para la esperanza. "Salimos de una de las peores crisis a las que nos enfrentamos", señaló Tajani. "Vendrán tal vez otras", advirtió. Democracia, Rey y concordia son las tres armas a las que apeló el presidente del Parlamento Europeo. En tiempos convulsos sólo queda el respeto al Estado de derecho. "No es una opción, es una obligación", zanjó.