Un infarto de miocardio suele manifestarse como un dolor en el pecho acompañado de una sensación de opresión. Normalmente es en el centro del pecho y a veces se puede irradiar al cuello, la mandíbula o al brazo izquierdo, También es frecuente que se asocie a lo que llamamos síntomas vegetativos (sensación de malestar, sudor frío...). A veces también se puede confundir con una mala digestión porque es una sensación que parece un dolor de estómago. "Hay una serie de infartos que se llaman infartos inferiores que van acompañados de vómitos o náuseas", explica el cardiólogo José María Richard, que ha participado esta tarde en una charla en el Club Prensa de LA NUEVA ESPAÑA.

Ante una sospecha de infarto de miocardio lo más importante es acudir pronto a urgencias. "Si llegamos antes de las dos horas podremos recuperarnos sin secuelas, el tiempo es músculo que preservamos", puntualiza el doctor Richard. La tasa de supervivencia con las técnicas actuales roza el 90%.

La reanimación en un infarto sirve si hay parada cardíaca, si hay muerte súbita. "Hay que darle un masaje cardíaco y hacerle ventilación si vemos que no respira. Esos minutos hasta que llaga la ambulancia son claves", explican los médicos.