El recuerdo de la pianista rusa Olga Semushina, afincada en Asturias desde 1992 y recientemente fallecida, acaparó ayer en el Auditorio de Oviedo toda la atención del concierto de clausura del XVI Curso "La voz en la música de cámara", que organiza la asociación cultural "La Castalia" y patrocina LA NUEVA ESPAÑA.

El concierto homenaje, que tuvo una duración cercana a las dos horas y media, comenzó con un emotivo discurso de Begoña García Tamargo, la directora del curso y de la asociación cultural. Tuvo palabras para agradecer a Semushina el haber sido desde el comienzo uno de los pilares fundamentales de estos cursos para la formación de jóvenes intérpretes. García Tamargo quiso poner en valor el hecho de haber contado durante tantos años con una pianista de tan alta calidad, y desgranó ante los asistentes la destacada trayectoria artística de Semushina.

El viudo de la pianista, Vladimir Atapin, notablemente emocionado, contó la lucha de Olga durante sus últimos momentos y quiso agradecer este recuerdo. También hubo tiempo para honrar a la pianista rusa con una grabación en la que intervenían ella y su marido, chelista, y que pudo escucharse ayer.

Después de toda este sincero homenaje, dio comienzo el concierto de los alumnos participantes en el curso, que se unieron al recuerdo por Semushina: la pianista Alma González le dedicó un minuto de música, en el que interpretó "Música callada", de Federico Mompou.

Los cantantes Carla Romalde, Pedro La Villa, Janeth Zúñiga, Adrián Begega, Canela García, Cristina Suárez, María Heres y Patricia Rodríguez, el violonchelista Gabriel Ureña y los pianistas Manuel Burgueras, Yozhuan Chávez, Alma González y Patxi Aizpiri interpretaron obras de Fauré, Rodrigo, Guastavino y Barber, entre otros. El público, que llenaba la sala de cámara del Auditorio ovacionó enormemente a todos los participantes.

"La Castalia" ha querido siempre promocionar a los compositores asturianos. En esta edición contó con dos obras de estreno de Gabriel Ordás. Una composición para cuarteto de voces y piano titulada "A Dafne", muy sentimental y solemne.

El segundo de los estrenos fue el de Pablo Moras, con su creación "No escuro" para coro mixto y piano, sobre un poema de Xuan Bello, de sonoridad más contemporánea en el piano y el tratamiento de las voces.