El trompa de la Orquesta Sinfónica de Asturias (OSPA) Roberto Álvarez falleció ayer a los 46 años en el Hospital de Oviedo. Llevaba en la orquesta desde el año 1994. En el entorno del músico nadie se esperaba este desenlace repentino porque observaban una evolución en su ánimo.

Roberto Álvarez era un enamorado de su profesión. Estaba siempre pendiente de tocar y descubrir más cosas de la trompa y se sentía orgulloso de poder dedicarse a ello en la OSPA.

Desde esta tarde sus restos estarán en el tanatorio de Laviana y mañana miércoles se celebrará un funeral a las 13,00 horas en la iglesia parroquial de Santa María de Pola de Laviana.

"Para nosotros es un palo terrible", declaró la gerente de la OSPA Ana Mateo, que recuerda que la orquesta está conmocionada, ya que han "muerto tres personas en muy poco tiempo", el chelista Juan Carlos Cadenas y la pianista Olga Semushina.

"Roberto era un genio. Esa es la mejor definición. Era de Laviana y allí vivía. Le encantaba estar allí. Es terrible porque siempre tienes la esperanza de que vaya para adelante. Estamos muy tristes. Llevaba toda una vida en la OSPA porque era muy joven cuanto entró y seguía igual de entusisasmado", matiza Mateo.

José Morato era su compañero en la orquesta y detalla cómo y cuando se conocieron y llegaron a la sinfónica: "Yo entre en 1993 y en 1994 hicimos juntos la prueba para entrar en al OSPA. Él era de Laviana y criado musicalmente con la banda de Laviana. Y añade: "Era muy buena persona y un enamorado de la música en todos los sentidos; sobre todo de la trompa, lo conocía todo. Tocaba todo el día. Era muy buena persona; nunca le vi discutir con nadie. Como profesional era un diez y como persona, también", relata Morato.

El director de orquesta Pablo González estaba muy triste y abatido por la muerte de un compañero al que "conocí en el conservatorio de Oviedo donde estudiamos juntos"; y, claro, luego coincidieron en la orquesta. "Trabajamos juntos muchas veces. Rober era un hombre al que le apasionaba su trabajo. Aunque estaba de baja él seguía yendo a los conciertos. Era algo maravilloso. Siempre con ilusión por ir a tocar. Una maravilla, era muy, muy culto. Disfrutaba con el arte y la cultura, tanto que lo contagiaba. Una maravilla en todos los sentidos. Echaremos de menos lo que no ha dejado y el compañerismo que tenía. Estamos muy tristes, nunca lo olvidaremos; Rober siempre estará con nosotros".