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EDWARD NELSON | Barítono

"No conozco a nadie que no se haya conmovido viendo 'Peleas y Melisande'"

"El ser pianista me ayuda a tener más versatilidad como cantante, porque me permite preparar mejor los personajes"

Edward Nelson, en el teatro Campoamor. MIKI LÓPEZ

El barítono californiano Edward Nelson interpreta el rol de Peleas en la ópera "Peleas y Melisande" ("Pélleas et Mélisande"), que se estrena este domingo, 28 de enero, a las 19.00 horas en el teatro Campoamor de Oviedo. Durante su encuentro con LA NUEVA ESPAÑA, Nelson se muestra cercano y cordial, ilusionado por reeditar en Oviedo el éxito alcanzado en otras plazas con la ópera de Claude Debussy.

- Háblenos un poco de su papel, de Peleas.

-"Peleas y Melisande" parece una ópera muy obvia, con un triángulo amoroso: Golaud se encuentra a Melisande en el bosque y se la lleva al castillo familiar, donde ella se encuentra con Peleas. Lo que la diferencia de otras historias operísticas es que el amor que Peleas encuentra en Melisande es un amor muy inocente. Y luego está la evolución del propio personaje: cuando le encontramos al principio de la ópera, Peleas es un chico joven, y vamos viendo como se transforma en un hombre.

- ¿Cómo lo aborda, desde lo musical?

- Musicalmente es un rol muy interesante porque lo puede inteterpretar tanto un tenor como un barítono. Y dependiendo de cuál de las dos cuerdas lo interprete, cambia completamente el sentimiento del personaje y de la ópera. Cuando lo interpreta un tenor va más acorde con el papel, porque la voz, al ser más fina, suena más aniñada y parece que pega más con el rol. Cuando lo interpreta un barítono es más olímpico, porque tiene que encontrar, precisamente, esa parte más aniñada del personaje.

- Usted también ha trabajado en la otra ópera de Debussy, "La caída de la casa Usher". ¿Qué diferencias aprecia entre ambas?

-"La caída de la casa Usher" suena mucho más cromática y atonal que "Peleas y Melisande". No suena muy Debussy, de hecho: suena como un boceto, un primer borrador. Es su segunda ópera, porque tuvo tanto éxito con "Peleas y Melisande" que varias óperas quisieron encargarle otros trabajos. El Metropolitan (de Nueva York) le encargó una ópera doble con las tragedias de Edgar Allan Poe. Para 1910 las tenía más o menos hechas, pero las dejó de lado y nunca las pulió. Nunca estuvieron preparadas para ser representadas, en realidad. Dicho esto, las dos óperas son similares en las cuerdas que escoge para la parte masculinas: Usher es como Golaud, y L'ami como Peleas. Esa convención de voces es muy interesante.

- Usted ya ha trabajado antes en otra producción de "Peleas y Melisande", ¿hay mucha diferencia entre esta producción y aquella?

-Sí, hice mi primer Peleas hace un año, en Oslo. Era una producción supermoderna. Lo más interesante en esta producción de Oviedo, para mí, es cuán diferentes pueden ser los personajes dependiendo de la producción que los pone en pie. Por ejemplo, en Oslo Melisande era una víctima, extremadamente inocente. Aquí hay algo como más real, más humano. Dependiendo siempre del contexto en el que la sitúas, puede cambiar completamente toda la pieza. Peleas es un rol muy especial y requiere un tipo de voz muy especial también.

- Ha hecho Peleas, pero también Hamlet, Schaunard en "La Bohème"... ¿Cómo logra esa versatilidad, cómo la cultiva?

-Bueno, yo soy pianista y eso me ayuda en mi faceta como cantante, me facilita aprender estos personajes porque, por mis propios medios, puedo sentarme a ensayar. Otros cantantes a lo mejor no se manejan en el piano, pues aprenden escuchando grabaciones y tienen que contratar a pianistas para poder estudiar con ellos. Esa faceta me viene muy bien. Cantar no fue algo que me vino natural, o muy fácil. Cuando yo hablo con alguien de cantar o de preparar un rol, hablo de ello como si fuese un trabajo atlético. Tengo que preparar y poner a punto mis cuerdas vocales y mi voz para llega a cualquier rol que se me demande.

- Realmente, la exigencia de la preparación física y mental de músicos y cantantes se asemeja a la de los deportistas de élite...

-Sí, sí, efectivamente. Incluso creo que para los cantantes es todavía más complicado que para los músicos, porque llevamos el instrumento dentro. Hemos de tener unos cuidados que la mayor parte de la gente no se plantea.

- ¿Qué va a descubrir el público del Campoamor cuando se alce el telón, este domingo?

-No conozco a nadie, independientemente de si ha visto mucha o poca ópera antes, que no se haya conmovido con "Peleas y Melisande". El público se va a ver envuelto en una increíble historia de amor, que es algo que todos hemos sentido alguna vez.

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