Gijón y Oviedo son las dos únicas localidades asturianas con alguna librería que posee sello de calidad, una marca distintiva que el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte presentó en el año 2015, coincidiendo con la Feria Internacional del Libro (LIBER) y junto con la Asociación de Cámaras del Libro de España. Son tres establecimientos asturianos (La Maga del Bosque Colibrí, Cervantes y El Búho Lector), entre los setenta de toda España a los que se les ha concedido, desde su implantación, una calificación con la que se quiere incentivar y reconocer la excelencia cultural.

Llama la atención que dos de las tres librerías asturianas con sello de calidad, la gijonesa El Bosque de la Maga Colibrí y la ovetense El Búho Lector, estén especializadas en literatura infantil y juvenil. La tercera, Cervantes, también en Oviedo, es generalista. Rafael Gutiérrez Testón, presidente de la Asociación de Libreros del Principado de Asturias (ALPA), está convencido de que son algunas más las librerías asturianas que podrían acceder a esa marca. "En Gijón hay al menos otras seis que reúnen condiciones para estar en una clasificación en la que interviene Cegal (Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros)". Entonces, ¿por qué sólo tres librerías asturianas están en esa selecta lista? "Es cierto que hay que cumplir una serie de requisitos, pero algunos los cumplimos. Lo que disuade a muchos es la tramitación burocrática para lograr el sello de calidad", explicó el presidente del gremio de libreros asturianos. Éste, propietario de La Buena Letra, subrayó que su intención es empezar la tramitación de solicitud de ese sello de calidad. Y animó a otros colegas a seguir su ejemplo.

Para acceder a ese reconocimiento ministerial y de la Asociación de las Cámaras del Libro de España, equivalente al que se concede en otros sectores, se quiere subrayar el papel de las librerías como espacios culturales. En este sentido se exige, por ejemplo, personal cualificado para el asesoramiento de los lectores, además de un catálogo lo suficientemente amplio y rico que sea muestra de la variedad editorial. Y no menos importante: actividades de fomento del libro y la lectura, junto con un fiable servicio de atención a los clientes.

"Animo a los libreros, primero a que se asocien porque la red Cegal da muchas ventajas, y después a hacer lo posible por lograr ese sello de calidad", hizo resaltar Rafael Gutiérrez. El presidente mostró preocupación por la deriva de un sector al que también ha golpeado la crisis económica. Según sus cifras, en el Principado han cerrado veinticinco librerías desde 2014, años en los que la recesión económica empezó a ceder y se produjeron notables crecimientos del PIB. De 128 librerías en aquella fecha, a las 103 actuales.

Unas clausuras que han afectado, asimismo, a la Asociación de los Libreros del Principado de Asturias. Ha perdido casi treinta asociados en ese período de tiempo. Es cierto que, según explicó Rafael Gutiérrez, el modelo tradicional de librería ha ido cambiando: "Ahora hay muchos más establecimientos especializados, por ejemplo en literatura infantil, y otros en los que conviven librería y cafetería". La librería ha ganado perfil como referencia cultural: no sólo se venden libros, sino que se organizan presentaciones, charlas o conciertos. El sello de calidad quiere ser un espaldarazo a ese nuevo esquema.