Si el comienzo de El pasajero viniera firmado por algún cineasta de esos que tú y yo sabemos habría olas en los cines para aclamarlo. Pero se le ha ocurrido a Jaume Collet-Serra, que es, sin complejos, un artesano. Los hubo y muy buenos en el Hollywood clásico, y allá por los 70 y 80 disfrutamos con el buen hacer de gente como Peter Hyams o John Badham. Collet-Serra se empeña en ofrecer productos de género técnicamente impecables sin dar gato por liebre, y garantiza dos o tres momentos memorables.
Que las historias que cuentan sean coladores es lo que les desbarata el final los planos, pero no parece que al director español le importe cuando se trata de colaborar con Liam Neeson, capaz de hacer creíble hasta un guión con las páginas amarillas. El pasajero repite fórmulas que actor y director ya siguieron en trabajos anteriores, pero aquí el trabajo detrás de las cámaras está más depurado y es más imaginativo, quizá para compensar el hecho de que el gran Neeson llegó a los 60 y como héroe de acción ya empiecen a crujirle los huesos. De ahí que la película se demore en la presentación del personaje, con un modélico encadenado de elipsis para desarrollar en un suspiro un personaje vulnerable con el que identificarse en su declive y posterior desesperación.
Después de fijar las marcas del suspense con una idea claramente inspirada (dejémoslo así) en Extraños en un tren y bien resuelta gracias en parte a la aparición escueta pero contundente de Vera Farmiga, El pasajero se la lía bien a Liam y juega con habilidad sus bazas hasta que llega el momento en que la intriga y los golpes de efecto ceden terreno ante la acción más estruendosa y efectista, que no efectiva. El director se esfuerza en darle entonces al asunto un barniz brillante, como cierta pelea violentísima rodada en virtuoso plano secuencia, pero a medida que se aproxima el final, la película descarrila abandonando sus virtudes y siguiendo vías tan convencionales como poco creíbles. Con todo, es un viaje agradable, por momentos electrizante e ideal para pasar un buen rato viendo lo mal que lo pasa nuestro amigo Neeson.
