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La serena sencillez de la heredera, por María José Iglesias

La Princesa de Asturias hace el "plongeon" con esa gracia que la etiqueta borgoñona nunca tuvo

Leonor de Borbón, con el lazo de dama del Toisón de Oro. CORDON PRESS

De aquel aparatoso ceremonial borgoñón de la Orden del Toisón de Oro, que permitía a sus primeros dignatarios parecer reyes sin serlo, ya no queda nada en España. Si algo restaba se fue con la llegada de Felipe VI. La ceremonia de ayer lo puso de relieve.

La Princesa de Asturias, una niña de 12 años, vestida de azul "Serenity", con unos sencillos zarcillos de diamantes por toda joya, y haciendo gala de un fuste inculcado desde la cuna, recibía en una atmósfera de espartana sencillez la insignia del lazo de dama de la más alta condecoración de la Monarquía española, compartida con los primos Habsburgo y que a partir de ahora ya podrá lucir en actos oficiales. Más allá del ritual, Leonor de Borbón, con su vestido de escote caja, manga francesa y tablas fuelle, que podría firmar Carolina Herrera, encarnó el perfecto protocolo, ese que persigue hacer fácil lo complejo. Las manoletinas de Pretty Ballerinas, que tanto gustan a la Reina y que también calzaba la Infanta Sofía, dieron aire actual a un atuendo sin tregua a la ostentación y seguro que muy del agrado de la joven heredera. La madre de la Princesa repitió un Varela, pero no por casualidad. El abrigo carmín encendido sobre el vestido "burgundy" de terciopelo, que estrenó en Japón en 2016, es un guiño al rojo de las largas túnicas de terciopelo rojo y negro del atuendo de la orden no militar que fue rompedora en su época. El Rey podría haber llevado chaqué, el traje masculino de día para las grandes ocasiones en España, pero prefirió sastre marino y corbata berenjena, también alusiva a los colores ligados al Toisón. La Infanta Sofía, con un vestido rosa empolvado de cuello bebé y botonadura lateral, compartió con su hermana el peinado de trenzas de raíz que despejan el rostro y apenas se despeinan. Alguna dama se puso un lazo rojo en el pelo. Leonor demostró que nadie hace el "plongeon" con tanta gracia en este reino que no es de cuento, en el que ella ya sabe que cuenta mucho.

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