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Crece la violencia machista sobre las adolescentes asturianas con novios mayores

Seis de cada diez víctimas no reconocen que sufren agresiones físicas o sexuales ni acoso psicológico

Crece la violencia machista sobre las adolescentes asturianas con novios mayores

Son menores de edad, la mayoría chicas entre 15 y 17 años, y ni han denunciado ni han pensado en hacerlo porque no son conscientes de que son víctimas de malos tratos por parte de sus novios, que suelen superar los 18 años y que ejercen una posición de control y dominio psicológico que en la mayor parte de las ocasiones deriva en violencia física y también sexual. Además, las nuevas tecnologías juegan un papel fundamental, al convertirse en la herramienta básica para ejercer presión sobre la víctima.

Este es el preocupante panorama detectado por la Fundación Anar, de ayuda a niños y adolescentes en riesgo, en un informe en el que analizan las llamadas registradas en su servicio de atención a menores, en el que la violencia machista y el acoso escolar juegan un papel preeminente "Actos como el control o los celos son interpretados como demostraciones de amor y confianza en la pareja", explican los expertos de esta fundación.

Otro de los datos que destacan es que casi uno de cada seis casos de violencia machista entre adolescentes lo sufren menores de entre 12 y 14 años, es decir, con falta de madurez para afrontarlo.

Los expertos también han detectado una variante en los últimos años: el maltratador es principalmente la pareja actual de la menor, y no el exnovio. Además, en ocasiones supera con creces la edad de la chica, a veces incluso duplicándola o más.

El informe de los psicólogos de la Fundación Anar subraya también que casi seis de cada 10 jóvenes mujeres víctimas de violencia machista no reconocen que lo son. Este aspecto es fundamental, ya que es el primer paso para salir de esa situación.

Pero uno de los aspectos que más preocupa a los expertos es el ciberacoso, y ahí entra el uso del teléfono móvil, la redes sociales e Internet. El agresor las utiliza para controlar y restringir el uso por parte de su víctima. "Los agresores buscan limitar el uso de las nuevas tecnologías en sus parejas promoviendo así el aislamiento social de las jóvenes y efectos psicológicos como el miedo, la culpabilidad, la vergüenza..., consiguiendo así paralizar a la víctima", explican en su informe. Así, las utilizan también para insultar a la menor, amenazarla y ejercer el chantaje emocional.

Los psicólogos hacen una mención reseñable al "sexting". "Es frecuente que el agresor pida fotos íntimas como 'prueba de amor' o demostraciones de confianza que pueden desembocar en la difusión de fotos íntimas a un gran número de contactos sin el consentimiento de las víctimas", alerta el informe de Anar.

Pero el ciberacoso es igual de peligroso o más cuando la víctima decide romper la relación, porque su expareja utiliza las redes sociales para acercarse y recuperar el control. Según los expertos, en estos casos los agresores "suelen recurrir al chantaje emocional o a la recuperación de recuerdos compartidos para influir en el plano emocional de la joven, y facilitar de esta manera un encuentro presencial", que a veces acaba en más violencia.

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