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Triple aniversario de Covadonga | El santuario de Asturias

El renacer del Real Sitio

La reconstrucción de la capilla de la gruta y la erección de la basílica devolvieron su esplendor al enclave

Reconstrucción. MUSÉU DEL PUEBLU D'ASTURIES

La reina de España, Isabel II, y su hijo, el futuro Alfonso XII, visitaron el santuario de Covadonga en 1858. Lo que vieron su majestades distaba mucho del antiguo esplendor del enclave: tras el incendio de 1777, y fracasado el intento de edificar un nuevo santuario con diseño de Ventura Rodríguez, la devoción resistía sobre la ligera estructura de una modesta capilla que sustituía al antiguo "templo colgado". Un panorama que cambiaría de forma radical en el siguiente medio siglo, en el que se daría un nuevo impulso a la reconstrucción del Real Sitio y que culminaría con el conjunto que pervive hoy día.

El proceso de construcción del santuario se puede rastrear a partir de los fondos fotográficos que se conservan en el Muséu del Pueblu d'Asturies, y que se reunirán en la muestra "Covadonga y la fotografía". Una exposición organizada por la Consejería de Cultura y el museo gijonés que se presentará el próximo 16 de marzo en el Museo Arqueológico de Asturias, y de la que LA NUEVA ESPAÑA ofrece un adelanto para sus lectores.

La imagen más antigua de la exposición, fechada en 1863, muestra el entorno tal y como lo había visto Isabel II. La llegada a Oviedo del obispo Benito Sanz y Forés, en 1868, marcó el inicio del renacer del santuario. "Sanz y Forés encargó un proyecto para la capilla a Roberto Frassinelli, que en 1874 ya los tiene terminados. Acto seguido se pone en marcha la construcción de un nuevo templo, también con planos de Frassinelli, que puso la primera piedra en 1877", explica Vidal de la Madrid, catedrático de Historia del Arte de la Universidad de Oviedo.

Frassinelli no concluye el proyecto, que recibirá un nuevo impulso tras la llegada a Oviedo del obispo Ramón Martínez Vigil, en 1884. "Parece ser que no había planos, aunque había una cripta edificada. Así que llamó a Federico Aparici, que revisó el proyecto y, respetando lo que había hecho Frassinelli, o realizó en un estilo historicista de inspiración medieval que encaja además en la ideología artística de Martínez Vigil, que consideraba que era un estilo que mostraba una arquitectura de inspiración cristiana", relata De la Madrid. El templo se concluyó en 1901y, poco después, León XII le concedería el título de basílica.

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