El escritor Antonio Muñoz Molina (Úbeda, 1956) ha presentado este jueves en Sevilla su nuevo libro 'Un andar solitario entre la gente', una recopilación de vivencias de carácter eminentemente urbano y cultural donde cobra especial importancia la "polifonía" que observa de "mensajes que nadie se toma en serio" y que en muchos casos son "de un optimismo desvergonzado".

Muñoz Molina, que ha participado en el ciclo 'Letras Capitales' con la presentación de la obra, que ya encara la tercera edición, en la Biblioteca Pública Provincial Infanta Elena --este miércoles pronunció la conferencia inaugural de la Feria del Libro de Tomares (Sevilla)--, ha localizado el origen de la misma en una época de "desconcierto", con una mudanza en la cual, como consecuencia de vender su vivienda y abandonar una etapa prolongada de su vida, empezó el proceso de "fijarme a mi alrededor y escuchar voces".

"Llevé conmigo todo lo que tenía, lápices y libreta. No tenía ya biblioteca ni escritorio, pero también eso está bien, es como desprenderse de cosas", ha manifestado el autor, que se dejó llevar cuestionándose si aquel experimento "llevaría a algún sitio".

El jiennense se ha valido para la confección de un proceso en el que empezó "copiando letreros" para, a renglón seguido, "darme cuenta de que era mejor utilizar recortes o fotos". En 'Un andar solitario entre la gente', pues, tiene cabida principal el mundo de la publicidad, sobre todo de esos anuncios que "parecen promesas de felicidad ilimitada", ayudado por un diseño en el cual se pretende exponer el proceso de creación seguido.

Tras reconocer que fue "difícil" tratar de explicar a las personas de su entorno, o a la propia editorial, en qué consistía su nuevo proyecto literario --"por eso no lo explicaba", ha bromeado--, Muñoz Molina, que se admite influenciado por el 'Apocalípticos e integrados' de Umberto Eco, carga las tintas respecto a un mundo "muy estudiado y tan rigurosamente controlado como la propaganda soviética".

Apunta así a sectores como el de los bancos --"no hay mejor representación de la felicidad que sus carteles"--, al hecho de que la "concentración de idiotez" que suponen los horóscopos sólo se den en las revistas destinadas a un 'target' femenino o la contradicción de que en una revista se mezcle un mensaje feminista en portada con la imagen de una mujer atractiva y en ropa interior.

"Empecé a curiosear todo eso", expone el autor, que es de la opinión de que la publicidad, "al igual que las malas películas", es la que otorga con precisión la visión de la sociedad y el mundo de ese momento.

'Un andar solitario entre la gente', que el autor define como libro abierto "que se parece a la vida y al azar" y en el que no se ha aprovechado todo el material recopilado, también rinde homenaje a grandes autores clásicos --"me aportan la voluntad de prestar la misma atención que prestaron ellos"-- que en su día comenzaron con una literatura "de usar y tirar" en periódicos, enmarcado en una reflexión sobre los cambios experimentados por la humanidad, las consecuentes modificaciones en las herramientas para contar el mundo y cómo esas tecnologías acaban influyendo en las masas.

Para el autor de 'Ventanas de Manhattan', que declara seguir sorprendiéndose por "el espectáculo de la vida" y por la "repetición de ciertas tonterías" como la vanidad, la ambición de poder o la rápida adopción de modas lingüísticas, choca especialmente ver cómo "vivimos en el reino de lo mismo", en una "triste homogeneización" que resulta de la desaparición de lo específico, cuando manifestaciones culturales como el 'art-pop' se basaban precisamente en los materiales y las características de cada momento o lugar.

"Ya que se universaliza todo, que lo hagan también los derechos", ha dicho, recordando que hoy día "todo cambia muy rápido" y que si bien ahora la sociedad cuenta con libertades y conquistas que antes no existían, también deben afrontarse "amenazas".

Muñoz Molina, que recalca que en tanto que libro suyo esta obra también refleja sus planteamientos sin ser "un texto ideológico que deba someterse a la aprobación de la ortodoxia", pues "no se escribe con consignas ni principios", también ha realizado un alegato a favor de la libertad de expresión --apoya la condena de Estrasburgo a la prisión contra dos jóvenes por quemar fotos del Rey-- y de la "belleza de lo desconocido".

"Casi siempre la literatura y el arte han tratado con interés la diferencia entre la apariencia y la realidad", ha indicado, para afirmar que en algo trivial pueden observarse verdades profundas, ya que "en lo normal hay muchas veces majestad y belleza". "Todo el mundo tiene posibilidades de fijarse en lo real y valioso y una gran ne