"Los adultos somos los que tenemos la mochila cargada de prejuicios, no los niños"

- En el libro se habla de los cuidados a los más pequeños, incluidas lecciones sobre la homosexualidad. ¿Cómo se explican tantas cosas a gente tan pequeña?

-Yo pienso que podemos hablar de casi cualquier tema con nuestros hijos utilizando las palabras adecuadas, hablando con serenidad, respeto y empatía. Nosotros los adultos somos los que tenemos la mochila cargada de prejuicios, no los niños. El amor es amor, así lo entienden ellos y así me gusta explicárselo yo a mis hijos. Y como todos ya sabemos, el amor no entiende de raza, sexo, edad ni religión.

- Hace un relato sobre la maternidad en primera persona.

-Hablo en primera persona porque tengo mucho que contar, que compartir y que liberar también. Con este tercer libro y tras tres años intensísimos de trabajo he descubierto lo mucho que ayuda que uno mismo abra las puertas de su corazón y muestre no solamente sus luces y lo que ahí brilla (que, por otro lado, es fácil de mostrar), sino también las sombras, las dificultades y los miedos. ¿Quién no ha tenido miedo siendo padre? Cuando hablas así a pecho descubierto te expones mucho, cierto, pero lo que recibes es tan grande y tan reconfortante que ya no sabes hacerlo de otro modo. La gente necesita sentirse reconocida y acompañada en este viaje, comprobar que no estamos solos.

- ¿Hay mucho intruso "médico" en internet?

-No hay demasiados, pero es verdad que hacen mucho ruido. Las redes sociales son prácticamente el único escaparate y altavoz que tienen las pseudoterapias, los estafadores y las pseudociencias. Pero cada vez somos más los que hemos emprendido esta lucha frenando bulos y neutralizando información peligrosa. Echo en falta un poco más de implicación por parte de la Administración en este tema, más rapidez de actuación, más contundencia. Sin embargo, en las redes sociales, con el paso del tiempo, he visto un gran cambio, un cambio positivo. La gente empieza a saber discernir entre una fuente fiable de la que podría no serlo. Ya no nos fiamos tan fácilmente de todo lo que se publica, y que ocurra esto es fantástico.

- ¿Qué opina de los antivacunas?

-Pocos, pero ruidosos. Muy documentados, pero mal informados y mal asesorados. La inmensa mayoría de los que acuden a consulta están dispuestos a dialogar, a escuchar e incluso a compartir sus miedos. En España, afortunadamente, el movimiento antivacunas es pequeño en comparación con otros países como Francia o Italia, donde es un problema real de salud pública. España goza de una de las tasas de vacunación más altas de Europa, debemos sentirnos orgullosos y seguir ofreciendo asesoramiento a todas nuestras familias para que compartan con nosotros, los pediatras, sus dudas e inquietudes, para que nos ganemos su confianza y finalmente opten por garantizar los mejores cuidados para sus hijos.

- ¿Hay miedo a ser padres?

-Yo pienso que no. Hay ganas, hay ilusión, hay un poco de incertidumbre, pero la emoción que más percibo en la consulta cuando llegan unos padres primerizos es la ilusión, y esto es maravilloso. Si uno no está ilusionado cuando acaba de nacer su hijo, apaga y vámonos, ¿no cree?

- ¿Los papás están preparados?

-Siempre se ha dicho que la crianza era tirar de sentido común y poco más. Pero la realidad es que el sentido común es el menos común de los sentidos. Nadie nos prepara para el tsunami emocional que vive una persona cuando llega a casa con su bebé en brazos, nadie nos prepara para esas terribles primeras semanas del posparto donde pareces habitar en un túnel de oscuridad, cansancio y desencuentros. Nadie nos prepara para asumir una posible enfermedad en nuestros hijos, un trastorno o cualquier cosa que se escape a ese ideal de perfección con el que habíamos soñado. Pero esto no es más que la vida, la vida real. En la que nos pasan cosas extraordinarias, pero en la que también tropezamos, caemos y no queda otra que levantarse dignamente y seguir adelante, eso sí, con un aprendizaje más en nuestro equipaje.

- ¿Habla del BLW, qué es el BLW?

-Es el inicio de la alimentación complementaria a los seis meses en forma de alimentos enteros, sin pasar por la fase de purés ni papillas. Se ofrecen los alimentos con el tamaño y la forma adecuados para que sea el propio bebé el que los coja con sus manos y se los lleve a la boca en función de su apetito y preferencias. Es decir, hervir la verdura y la carne o pescado y ofrecérselos en trozos alargados para que sea capaz de agarrarlos sin problemas con sus manos.

- ¿Ya lo controlan los padres?

-El BLW (Baby Led Weaning) está cogiendo fuerza en los últimos años, aunque muchas de nuestras madres y abuelas ya lo hacían, y no es infrecuente que las familias acudan a consulta para pedir información y asesoramiento acerca de esta modalidad de alimentación infantil. He de reconocer que cuando mis hijos eran lactantes y llegó el momento de empezar con la alimentación complementaria, el BLW no formó parte de mis opciones porque sencillamente desconocía su existencia. Pero como ocurre frecuentemente en medicina, ante las campanas inicialmente a lo lejos y posteriormente en mi propia consulta me tuve que meter en faena y estudiar detenidamente el tema, cuándo se aconseja, cuándo no, y ofrecer una información fiable y veraz a las familias. Es por ello que en el capítulo de alimentación infantil de mi nuevo libro le dedico una parte.

- Hablemos de lo que entiende por madres y padres corajes.

-Difícil pregunta, ¿quién no lo es? ¿Quién no daría su propia vida si fuera necesario por su hijo? En "El viaje de tu vida" recojo el testimonio de siete familias absolutamente maravillosas, con historias tan conmovedoras como inspiradoras, que han tenido la generosidad de abrir las puertas de sus vidas de par en par y contarnos su "otra" maternidad, su "otra" paternidad: la adopción, el cáncer, la enfermedad crónica en uno de sus hijos, la discapacidad, el duro camino de la reproducción asistida, la homosexualidad, el posparto masculino? Hasta aquí puedo leer.

- ¿Desde dónde conecta más con la gente, desde televisión, internet o en su consulta?

-A pesar de lo mucho que me gusta la comunicación, lo cómoda que me siento en la televisión, en las conferencias ante cientos de personas y en las redes sociales, donde me leen ya más de 300.000 personas, mi fuerte sigue siendo las distancias cortas, los guiños, los abrazos, las caricias, las palabras de ánimo y las carcajadas.