El Concurso y Muestra de Folclore "Ciudad de Oviedo", que organizan el Ayuntamiento y LA NUEVA ESPAÑA, celebró ayer en el teatro Filarmónica la cuarta jornada semifinal. En la muestra hubo dos actos que evidentemente tienen un vínculo absoluto con la tradición asturiana. De un lado, el monólogo, que estuvo en escena de la mano de Ludivino Díaz González, Pin de la Cotolla, que hizo el título "Enguedellos de estos tiempos", y aprovechó para recordar, a preguntas de la presentadora, Esther Fonseca, su historia en este mundo, en el que lleva ya 40 años. Monólogos que, explicó, escribe él salvo un par de ellos que hizo de Ánxelu cuando empezaba en esta escena. También contó alguna anécdota reciente, como una en la que oía a la gente riéndose en un momento dado que él observaba que no daba para tanto. Luego ya le contó una señora que se había "meado de la risa" pero que le había dicho que nunca lo había hecho tan a gusto. Y también recordó un monólogo en el Concurso y Muestra de Folclore "Ciudad de Oviedo" en el que se quedó en blanco a mitad del relato. Entonces, recordó, el jurado tenía en sus manos el guión, lo que, a pesar de que salió bien de la situación improvisando, le costó el triunfo. Eso sí, acabó en una buena posición.

En el título de ayer hizo un relato irónico (claro) sobre la reproducción in vitro y otras conquistas de la igualdad entre las mujeres y los hombres.

En el nuevo capítulo de la serie "Del pasado al presente, una historia del traxe asturianu", Fe Santoveña, componente de la asociación Baile y Danza Tradicional "Filandón", revisó la vestimenta bajo el título "Los escenarios del régimen, coros y danzas en el folclore asturiano". Santoveña dijo que a ciertos cambios se les llama vicisitud, lo que sería un cambio por algún contratiempo, pero, matizó, con la guerra de por medio el "cambio es respecto a lo que había antes", es decir, borrar todo para emprender otro camino bajo el poder político. Por lo que, añadió, los trajes en la posguerra eran "recuerdos de lo que había". Pero, sobre todo, se trataba de crear postales. El resumen de todo lo expuesto lo definió como que en los primeros años cuarenta la España que sale de "esa vicisitud" era con trajes "extraños, era la ruptura con la anterior".

En la parte de competición, los cantantes, parejas y gaiteros afinan de lo lindo. Hasta el punto de que se dan muchas actuaciones sobresalientes. En la tonada hubo unas cuantas y además contó con la actuación de voces ya muy expertas en el certamen, entre ellas las de dos campeones. Los gaiteros, ayer con Xermán Álvarez y Diego Lobo, siguen en esa línea de buen hacer entre las nuevas generaciones de instrumentistas. Y las parejas de baile, expertas donde las haya, siguen poniendo la calidad en la danza, acompañamiento y vestuario. Ayer los protagonistas fueron María y Luis Ángel Fernández Santos. La competición se completó con otra pareja, la de canción dialogada, formada por Cristina Sánchez y Manuel Roza.

Viendo el nivel de estas semifinales, el jurado tendrá que trabajar muy mucho las puntuaciones para seleccionar a los finalistas, puesto que la ronda se acaba en la próxima jornada para inaugurar las cuatro finales, que se celebrarán, en domingos consecutivos, el próximo mes de mayo.