La escritora Marta Sanz ha presentado en Barcelona una nueva versión de su novela "Amor fou", escrita en 2004 y que tuvo dificultades para publicar entonces, definiéndola como una historia de amor, una distopía, "que ya no es", en la que muestra la democracia española como "ese emperador que va desnudo".

Para la editora de Anagrama, Silvia Sesé, va a ser un descubrimiento para sus lectores habituales, pero también "para otros, puesto que es una obra que confirma a Sanz como una autora con la consistencia emocional de los mejores clásicos, a la vez que nos interpela sobre el presente".

Marta Sanz (Madrid, 1967) ha reconocido que por este libro estuvo a punto de dejar de escribir, una vez que su primer editor y otros que compraron los derechos, posteriormente, decidieran no publicarlo al entender que era "muy difícil" de hacer llegar al gran público "por un planteamiento ideológico, que cristaliza en un texto que pide al lector mucha intervención".

Hace unos años, en 2014, fue recuperado por una editorial de Miami (Estados Unidos), pero ahora la madrileña ha llevado a cabo una revisión estilística página a página y al final ha incluido unos párrafos "que corrigen los desajustes con respecto a un texto concebido como una distopía, que ocurría en 2010".

En "Amor fou" narra la historia de la pareja formada por Adrián y Lala, observados en la distancia por Raymond, antiguo novio de ella, que ven un día su felicidad conyugal interferida por Elisa y su obesa hija Esther, que traen con ellas una caja de bombones envenenados, unos anónimos y un incendio.

Marta Sanz ha reconocido hoy que se le ponen "los pelos de punta valorando la actualidad del texto" y ha bromeado con que "incluso me planteo cambiar de trabajo y ser pitonisa, por la cantidad de cosas que aparecen en el texto que lamentablemente se han cumplido".

Se trata de una historia de amor en la que "frente al amor loco, muy reinterpretado, abogo por el buen amor, basado en la empatía, en el proyecto común, la amistad, la pasión por las causas comunes no destructivas, lo cotidiano, lo vulgar, que pasa sin sentir".

A la vez, cree que "habla de realidades que cuando la escribí no tenían nombre como la aporofobia o la gentrificación".

En su opinión, es una obra que muestra "a nuestra democracia como ese emperador que va desnudo, con sus límites, igual que los del Estado de derecho, de un patriotismo desbocado, de un país que no se ha quitado el oxido del franquismo, en el que la libertad de expresión no es igual para todos, con una justicia con una venda en los ojos".

También aparecen cuestiones como la "okupación" y sin olvidar "una Constitución que es como un texto de ciencia ficción".

"Se habla de esa gente que se atreve a decir en un momento idílico cuáles son las razones por las que el emperador va desnudo", ha apostillado.

Esta obra, que ve como "una madeja guardada en un cajón", empezó a tomar forma por la "incomodidad" que sintió su autora un 12 de octubre, paseando por Madrid, "y viendo una gran bandera española ondeando en la plaza de Colón".

Ahora, dice sentirse "muy preocupada" por la denominada ley mordaza y porque "haya titiriteros y raperos que van a la cárcel, mientras los miembros de la Fundación Francisco Franco tuitean celebrando la victoria en la Guerra Civil, sin que el gobierno tome acciones".

Preguntada por los políticos catalanes encarcelados, ha dicho que se siente "agredida porque hay personas en la cárcel por sus ideas" y ha indicado que ve "incomprensible, sean cuales sean las circunstancias, que haya seres humanos en prisión por un proyecto político".