El Muséu del Pueblu d'Asturies, imágenes tomadas con uno de los primeros procedimientos fotográficos de la historia. El donante es Javier González Santos, profesor titular de Historia del Arte de la Universidad de Oviedo, que los ha adquirido con el objeto de entregarlos al museo gijonés, que hasta ahora carecía de ambrotipos en su colección.

Los ambrotipos proceden de Oviedo y pertenecieron a la familia de un emigrante gijonés que estuvo en Cuba y México. Uno es un retrato individual, que presenta un relieve que recuerda a las fotografías estereoscópicas, y el otro es un grupo familiar de tres personas.

Ambos fueron hechos en México hacia 1860, están en muy buen estado y conservan su estuche en perfectas condiciones. Miden 12 por 9,50 centímetros.

El ambrotipo es uno de los primeros procedimientos fotográficos de la historia. El primero fue el daguerrotipo, que el francés Louis Daguerre (1787-1851) presentó en París en 1839, en los que las imágenes se fijan en una placa de cobre cubierta con un baño de plata. Como eran muy sensibles al contacto con el aire, se guardaban en unos estuches de madera y cuero protegidos con un cristal y una tapa. Eran muy caros. El Muséu del Pueblu d'Asturies tiene en su colección cuatro daguerrotipos que proceden de Castropol y que fueron hechos en Cuba. Llegaron a Asturias con los emigrantes en aquella isla.

El ambrotipo se inventó en 1851 en Estados Unidos de América y en 1854 lo patentó su inventor, el norteamericano James Ambrose Cutting (1814 - 1867). Este tipo de fotografías se hacen con la técnica del colodión húmedo y gracias a ella se fija en una placa de cristal una imagen en negativo que, cubierta con laca negra por la parte posterior, dará un positivo. Ofrecía fotografías de gran calidad, que han llegado hasta nosotros muy bien conservadas. Se presentaban en los mismos estuches que los daguerrotipos. Tanto estos como los ambrotipos eran fotografías únicas.

La mayoría de los ambrotipos son retratos, en los que los retratados tenían que posar durante un largo tiempo (completamente inmóviles). Fue el proceso más popular para esta finalidad en Estados Unidos entre 1855-1860.

Los ambrotipos tuvieron poco tiempo de vida y fueron reemplazados enseguida por los negativos en placa de cristal, que permitían hacer muchos positivos en papel a precios mucho más baratos que los dos procedimientos fotográficos anteriores.