Una de las mejores cosas de cualquier festival es la amplitud y variedad de la oferta; esa sensación de deambular de concierto en concierto dibujando un itinerario al más puro estilo "elige tu propia aventura", procurando optimizar el tiempo y no perderte nada, y está claro que es algo materialmente imposible. El viernes arrancaba el Gijón Sound Festival, y antes de que la música empezara a sonar, las actividades se multiplicaban con cine, teatro, charlas, etc. Había que elegir? coloquio en el Antiguo Instituto para poner de relieve lo mucho que queda para que la igualdad de género llegue a la industria musical y presentación del poemario "Fauna fría" en "El bello verano", que su autor, Jorge Alonso, remató cantando varios temas de "Moonglow" con Luis Navarro a la guitarra.
Por la tarde la cita obligada estaba en la carpa Mahou de la Plaza Mayor. Pasadas las 20.30, Fee Reega salía con toda la banda y arrancaba su concierto con "Tequila". Sonaron temas de su último disco, "Sonambulancia" (Discos Humeantes, 2017), creando una atmósfera de tensa calma que a ratos se rompía con estruendo. Canciones pausadas, con la característica entonación y acento de Reega y algunos momentos vivos (sin llegar al baile) en temas como "El hombre que fuma heroína".
Caía la noche, la carpa se iba llenando de gente y "Viva Suecia" irrumpieron con fuerza en un concierto que abrieron con "Piedad". Subía la intensidad, también los decibelios, y desde las primeras canciones el sonido de estos murcianos lo invadió todo. En pocos temas el público ya estaba dando palmas y coreando los estribillos de "A dónde ir" o "Todo lo que importa", y el concierto iba in crescendo con momentos en los que la música se convertía en pura materia sonora. Así, consiguieron convencer y contagiar al público, porque "Viva Suecia" viene con un directo muy bien engrasado tras un año de gira presentando "Otros Principios Fundamentales" (Subterfuge, 2017). No es un grupo que se ande con sutilezas en lo musical; la distorsión de las guitarras manda en su sonido y lo arrasa casi todo. Gran parte de su personalidad recae en la voz de Rafa Val: potente, oscura, con un rango amplio y fuelle para ralentizar los fraseos y dar un aire épico a las canciones. Todo con la regularidad que imponen la perfecta sincronización de bajo y batería. Logran algo de variedad en canciones como "Acabaremos muriendo en ello", desnudando la base instrumental hasta su mínima expresión, pero la vocación de este grupo es ser contundentes, y la energía se fue trasladando al público, que acabó botando cuando sonaba "Hemos ganado tiempo". Aún quedaba música en la sala Memphis, donde "Kurt Baker Combo" y Jack J. Hutchinson pusieron fin a esta primera jornada. A la que siguió la de ayer, sábado, que ya de inicio tenía buenos mimbres.
Porque programar en Gijón una sesión vermú y que el sol brille como lo hizo ayer es tener mucha suerte. No hizo falta la carpa en la Plaza Mayor y el día animó a muchos a acercarse a los conciertos del Gijón Sound Festival. La propuesta encajaba a la perfección con el ambiente; primero "L-R", el dúo asturiano formado por Leticia González y Rubén Bada, que se acercan a la música tradicional para ofrecer una versión actualizada del repertorio. Bada puso los suelos armónicos con riffs y grooves en la guitarra eléctrica para que Leticia hiciera brillar su voz acompañada a veces del pandero.
Cerca de las tres de la tarde los zaragozanos "Bigott" tomaron el relevo para desplegar su rock melódico. Sonido amable y temas bien armados en los que priman las melodías y la voz bien modulada de Borja Laudo. Sonaron temas de distintos álbumes, pero esta banda vino sobre todo a presentar las canciones de su reciente disco autoproducido: "Candy Valley". La tarde noche seguía completa con platos fuertes: Maria Arnal i Marcel Bagès en la iglesia de la Laboral, ALA.NI en el teatro, La MODA en la plaza del Ayuntamiento... Lo dicho, sin descanso.
