El Papa Francisco pidió ayer que se intenten "nuevas posibilidades de tratamiento" para el bebé británico Alfie Evans, que padece una enfermedad sin cura, para que no sea desconectado de la maquinaria que le mantiene con vida. "Conmovido por las oraciones y la amplia solidaridad en favor del pequeño Alfie Evans, renuevo mi llamamiento para que se escuche el sufrimiento de sus padres y se cumpla su deseo de intentar nuevas posibilidades de tratamiento", señaló el pontífice en la red social Twitter. El niño, de 23 meses, sobrevive conectado a un soporte de ventilación artificial en estado semivegetativo desde diciembre de 2016, afectado por una enfermedad neurológica sin identificar para la que no parece haber cura.