Martin Scorsese es el premio Princesa de Asturias de las Artes 2018Un galardón que reconoce la extraordinaria trayectoria del director italoamericano, para muchos uno de los más grandes cineastas de todos los tiempos. En su inabarcable filmografía figuran varias obras maestras y secuencias inolvidables, que han marcado a varias generaciones de cinéfilos. La que sigue es una selección de diez escenas de referencia de otras tantas películas señeras del italoamericano. Advertencia: las secuencias que siguen no son aptas para menores, ni para paladares delicados.

Afeitado apurado (1967)

Durante su formación en la School of the Arts de Nueva York, Scorsese realizó varios cortometrajes de calidad, que dejaban entrever su talento y, también, su mordiente a la hora de armar escenas de una crudeza absoluta. "The Big Shave", de 1967, es su cortometraje más conocido de la época, una acerada (nunca mejor dicho) metáfora sobre la guerra de Vietnam.

Taxi Driver (1976)

Tras iniciarse en la práctica profesional del cine de la mano del gran Roger Corman, Scorsese presentó sus credenciales con la magnífica "Malas calles" ("Mean Streets", 1973). Apenas cuatro años después, el estreno de "Taxi Driver" le confirmó como uno de los grandes cineastas de su generación, y a Robert de Niro, que ya había despuntado en "Malas calles" y que había logrado su primer "Oscar" con "El padrino II" ("The Godfather Part II, 1974), como un astro mayor del mundo de la actuación. Su absorbente interpretación de Travis Bickle es materia de estudio en las escuelas de interpretación. La escena frente al espejo es, sencillamente, historia del cine.

Toro Salvaje (1980)

La fructífera colaboración entre Scorsese y De Niro tuvo continuidad en "New York, New York" (1977), aunque sería al final de la década cuando ambos parirían otra obra maestra: "Toro Salvaje" ("Raging Bull", 1980). Descarnada biografía del boxeador Jake LaMotta, que Scorsese rodó en un expresivo blanco y negro. Una decisión que se explica por la preocupación que había entre los cineastas de la época por la conservación de las películas, al constatar el mayor deterioro del celuloide en color respecto al blanco y negro, y también por cuestiones puramente expresivas, ya que el exceso de sangre en los combates podía llegar a abrumar al espectador. Scorsese, además, tomó una decisión que marcó el cine de temática deportiva posterior: superó la filmación "televisiva" y metió la cámara dentro del cuadrilátero, dotando al filme de un realismo inédito.

La última tentación de Cristo (1988)

Consolidado ya como un autor de referencia, Scorsese filmó en 1986 otro drama soberbio, "El color del dinero" ("The Color of Money"), y al año siguiente realizó el videoclip de "Bad", el hit de Michael Jackson. Tras esos éxitos, realizó una de las películas más polémicas de su trayectoria: "La última tentación de Cristo" ("The Last Temptation of Christ"), según la novela de Nikos Kazantzakis. Un filme que, en realidad, deja entrever su profunda religiosidad, pero que fue recibida de uñas por los católicos integristas y prohibida en varios países. Su relato de un Cristo con deseos mortales, que mantiene relaciones sexuales con María Magdalena y llega a tener descendencia, no gustaba a los más radicales, pese a que en sus últimas secuencias mostraba a Jesús venciendo esas tentaciones para morir en la cruz.

Uno de los nuestros (1990)

El mismo año que Francis Ford Coppola cerraba su trilogía de "El Padrino", Scorsese estrenaba esta absoluta obra maestra. Lejos del depurado retrato de la mafia que había armado Coppola, Scorsese ponía la violencia en primer plano en "Uno de los nuestros" ("Goodfellas", 1990). Con Robert de Niro en estado de gracia y un Joe Pesci desatado, Scorsese llenaba la película de secuencias memorables, como la de "The Suite Lounge". Uno de los filmes más influyentes de las últimas décadas, palabra de Quentin Tarantino.

La edad de la inocencia (1993)

Reconocido por su tratamiento de la violencia, Scorsese sorprendió a todos cuando presentó, en 1993, una película "de época": "La edad de la inocencia" ("The Age of Innocence"). Modelo de contención y pausa, el filme revela el profundo conocimiento del cine clásico por parte del director neoyorquino. La escena final, con un anciano Newland (Daniel Day Lewis) recordando su amor de juventud ante la ventana de Ellen (Michelle Pfeiffer) es, sencillamente, conmovedora.

Casino (1995)

Scorsese recuperó su cámara ágil y su narración fluida para hacer otro memorable retrato de la mafia, en este caso en torno a un casino en Las Vegas. Con De Niro otra vez al frente del reparto y Sharon Stone completando la mejor actuación de su carrera, Joe Pesci vuelve a ejercer de botella de nitroglicerina con patas y verdadero robaplanos, con imágenes tan explosivas como la del bolígrafo.

Gangs of New York (2002)

Uno de los proyectos más largamente acariciados por Scorsese, el drama histórico "Gangs of New York" (2002) bucea en los violentos orígenes de la ciudad de los rascacielos. En la que fue su primera colaboración con Leonardo DiCaprio, Scorsese contó además con un extraordinario Daniel Day Lewis. La primera mitad de la película es, sencillamente, soberbia y culmina con el primer enfrentamiento entre los personajes de DiCaprio y Day Lewis. El angelino no sale bien parado.

Infiltrados (2006)

Tras décadas de ninguneo, la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de Hollywood hizo justicia con Scorsese en 2006, cuando premió su retorno al "thriller" con seis "Oscars", incluidos el de Mejor director y Mejor película. Fue gracias a "Infiltrados" ("The Departed"), magnífico retrato de la mafia irlandesa con un reparto coral al frente del cual figuraban Leonardo DiCaprio, Matt Damon y un Jack Nicholson que ofreció su última gran interpretación (a expensas de ver la versión norteamericana de "Toni Erdmann"). El arranque, al ritmo de "The Rolling Stones", es sencillamente genial.

El lobo de Wall Street (2013)

El mejor retrato de los excesos de la élite económica, de las prácticas que desencadenaron la crisis global, no está en un documental, sino en esa monumental sátira que es "El lobo de Wall Street" ("The Wolf of Wall Street", 2013). Excesiva y brutal, con un DiCaprio en estado de gracia y Jonah Hill emulando a Joe Pesci en sus mejores tiempos, la película disfruta de esa misma agilidad narrativa que Scorsese imprimía a sus retratos de la mafia. En esencia, no deja de ser lo mismo. Entre sus muchas secuencias memorables, las fiestas en la oficina tienen un halo de placer culpable.