Cuando durante el desarrollo de un juego, la prensa y la comunidad de jugadores no le prestan demasiada atención, pero luego resulta ser un éxito, a ese título se le conoce como un "sleeper". "Red Barrels Games", una compañía desconocida, pero con gente que había trabajado en iconos del sector de los videojuegos como "Uncharted" o "Prince of Persia", parió a finales del 2013 un juego de estas características: "Outlast".

"Outlast" nos pone, con una cámara en primera persona, en el pellejo de un periodista encerrado en un manicomio donde tienen lugar horripilantes experimentos con humanos. Con un bajo presupuesto logró meter el miedo en el cuerpo a todos los que lo jugaron, que temían darse la vuelta cuando detrás de ellos sonaban unos pasos o unos gritos. Quizás por otro pequeñísimo detalle, casi sin importancia: Nuestro protagonista no se podía defender de ninguna manera, solo escapar y esconderse.

Estas particularidades colmaron de éxito al juego. Primero en ventas y después en reconocimiento. De hecho, "Outlast" puede presumir de haber influenciado sobremanera a la industria productora de videojuegos. Por ejemplo en la reciente séptima entrega de los conocidísimos "Resident Evil". O con "P.T.", en 2014, la demo de lo que iba a ser la continuación de otro de los grandes exponentes del género: "Silent Hill". Este último fue especialmente llamativo. Ya que aunque no terminó de cristalizar en un juego propiamente dicho, terminó por ser descrito por los expertos como una de las experiencias más terroríficas que habían vivido en los últimos años, gracias al camino abierto por "Outlast", en el que se inspiraron para llevar a cabo la demo, nada más y nada menos que el gurú de los videojuegos, Hideo Kojima, el oscarizado Guillermo del Toro y protagonista de la serie "The Walking Dead", el actor Norman Reedus.

"Outlast" pasó rápido de PC a Play Station 4 y a Xbox One, en el año 2015. Y en estos días sigue estando de actualidad. El 28 de febrero, Nintento Switch recibió su ración de miedo en primera persona. Y a finales de marzo, Red Barrels Games lanzó un parche para la secuela que permite jugarla sin censura. Tal y como reconoció la compañía canadiense, tuvo que eliminar algunas escenas para evitar la calificación "M", que por ejemplo habría impedido que el título pudiera ser vendido en el mercado australiano.

Por eso, gracias a esta actualización de "Outlast" es un gran momento para disfrutar de una de las sagas que más miedo puede hacer pasar delante de una pantalla y que ocupará su pequeño lugar en la historia de los videojuegos por haber sido influyente en lo que se hizo después. Además, en determinados portales de compra online se puede adquirir la primera parte de esta producción a un precio casi de saldo: 1,46 euros. Y para los que quieran una copia física de tan interesante obra, el coste también es más bajo con respecto a un juego normal. Por 20 euros se puede disfrutar del terror en primera persona, sin ningún tipo de censura.