El papa Francisco confesó ayer que ha pensado en el momento que, como todo obispo, deba "despedirse" de sus fieles. Lo dijo durante su homilía en la misa matutina que ofrece en su residencia, la Casa Santa Marta del Vaticano. Lo hizo al abordar la despedida del apóstol Pablo de los ancianos para ir a Jerusalén: "Cuando yo leo esto pienso en mi porque soy obispo y debo despedirme", según difundió el canal de información del Vaticano. "Pido al Señor la gracia de poder despedirme así. Y en el examen de conciencia no saldré vencedor como Pablo (...) Pero el Señor es bueno, es misericordioso", reconoció Jorge Bergoglio.El papa argentino también recordó a los obispos que su deber es "proteger a la grey y no trepar en una carrera eclesiástica".