Dos esqueletos de un tapir y un bóvido de 3,1 millones de años han sido hallados en las última campaña de excavaciones del yacimiento arqueológico de Camp dels Ninots, en la localidad gerundense de Caldes de Malavella.

Según han explicado este viernes los responsables de los trabajos, los huesos están en conexión anatómica con las partes del cuerpo que le corresponden.

Los resultados de este proyecto de investigación se presentarán en un encuentro internacional que tendrá lugar en Olot del 21 al 25 de mayo y, en junio, diversos especialistas visitarán el yacimiento.

La campaña arqueológica se lleva a cabo desde el 26 de abril y los dos nuevos fósiles se suman a los quince de bóvidos y seis de tapires encontrados anteriormente.

El nuevo esqueleto de tapir, de la especie Tapirus arvernensis, corresponde a un individuo muy joven, probablemente de seis meses, y eleva la cifra de los hallados en el Camp dels Ninot a casi el 70 por ciento de los registrados en Europa que vivieron durante el plioceno.

La extinción de estos animales, que habían encontrado en este espacio un entorno adecuado para que viviese una población estable, se produjo hace entre 2,8 y 2,5 millones de años como consecuencia de un cambio climático.

Por lo que se refiere al esqueleto de bóvido, de la especie Alephis tigneresi, proporcionará información para conocer la evolución de estos ejemplares y de sus dinámicas sociales.

De los dos hallazgos destaca que corresponden a individuos jóvenes, lo que consolida la hipótesis de que los animales encontrados hasta ahora murieron de manera súbita, inesperada y trágica por causas que se desconocen.

El hallazgo de los esqueletos enteros, sin muestra de ataques por parte de carnívoros, también avala esta teoría, que apunta a que la fauna presente en lo que entonces era un lago pereció repentinamente y sus restos quedaron depositados en el fondo.