"La inteligencia artificial va a afectar al trabajo que hacemos todos pero viene a ayuda al ser humano, no a sustituirlo". Marta Martínez Alonso (Madrid, 1966) es matemática y trabaja a diario con la "temida" inteligencia artificial (IA, de sus siglas en inglés). Es la presidenta de la multinacional estadounidense IBM en España, Israel, Portugal y Grecia. Su misión es integrar a las empresas en la nueva era tecnológica, un campo en el que España aún tiene que mejorar. Martínez participa este año por primera vez como miembro del jurado de los premios "Princesa de Asturias" de Investigación Científica y Técnica.

La seguridad es, a juicio de Martínez, la base para trabajar con la inteligencia artificial: "La información de cada individuo no puede salir de la empresa con la que trabaja". Por eso, las compañías deben tener "un sistema potente de seguridad y saber trabajar con los algoritmos adecuados" con el objetivo de que lo "privado no pase a ser público".

En este punto de la conversación con la presidenta de IBM, la atención se centra en un único actor: Facebook. El "escape" de datos de los usuarios de la red social a empresas de terceros es para Martínez uno de los ejemplos de un mal uso de la tecnología. Aún así, reconoce que "manejar la información a nivel técnico es complicado". Y se explica: "En el mundo digital las barreras son mínimas y hay que tener arquitecturas muy sólidas de seguridad para que nadie entre". Nombra los ciberataques como muestra del débil muro que protege los datos en la red.

Su visión más negativa de internet la amortigua con un meticuloso conocimiento técnico sobre cómo guardar los datos de forma segura. Entiende la psicosis, pero matiza: "Todos los saltos tecnológicos tienen un punto de vértigo que pueden dar lugar a cosas que no son tan buenas; la inteligencia artificial mal usada también es un problema pero debemos de ser capaces de poner medidas".

La nueva Ley de Protección de Datos de la Unión Europea es un paso importante a nivel político a la hora de tomar en cuenta el impacto de las nuevas tecnologías. Aunque admite que, de momento, todas las leyes se centran mucho en el consumidor y menos en la empresa. Una realidad peligrosa porque cada vez son más las compañías que coquetean con las nuevas tecnologías sin las herramientas necesarias.

"Todo el mundo sabe que tiene que utilizar la tecnología en sus empresas pero el nivel de integración no es tan avanzado", explica la presidenta de IBM. Lo ilustra con un ejemplo: las compañías aplican la tecnología para hablar con sus clientes (redes sociales, página web, "bots") pero la infraestructura digital interna no está adaptada. Es decir, no valen los programas que se utilizaban hasta el momento para manejar los datos de los usuarios porque pueden resultar vulnerables. Dentro de la actividad propia de la compañía, la inteligencia artificial está en pañales. "Todavía no la utilizan para optimizar resultados", explica. Se refiere a usarla, por ejemplo, para enviar paquetes más rápido o eliminar papeleos en una empresa.

Al igual que la transformación digital de las empresas españolas tiene que mejorar, también tienen que hacerlo sus políticas de igualdad, opina. Ella, como directiva de una multinacional, reconoce que en el sector de la tecnología las mujeres ocupan cada día más puestos de relevancia pero "las empresas españolas van más despacio en integración de mujeres que las americanas", puntualiza.

La conversación con Martínez termina con una predicción: "La inteligencia artificial es un salto exponencial tan relevante en el mundo de la tecnología que su impacto estará reflejado en los próximos diez años". En concreto, explica, la interpretación de los datos marcará el ritmo del futuro tecnológico. "En una década todo el mundo tendrá interiorizado que la tecnología ha llegado para ayudar a todas las profesiones", sentencia.