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Regreso al futuro

Las conversaciones más marcianas

Nace la "lingüística alienígena": cómo hablar, si es que se puede, con una civilización extraterrestre

Sheri Wells-Jensen.

Hace unos días, un grupo de investigadores de la Universidad de Oviedo y del Instituto de Astrofísica de Canarias anunció el descubrimiento de dos nuevos sistemas planetarios extrasolares con cinco planetas. En ninguno esperan encontrar vida: sus temperaturas son demasiado altas. Hasta la fecha, y especialmente gracias al observatorio espacial Kepler, se han localizado 3.668 cuerpos planetarios orbitando en torno a sus propias estrellas. Los exoplanetas son el gran "filón" de la astrofísica actual. Algunos son de un tamaño equiparable al de la Tierra y están a una distancia de su estrella que permite unas temperaturas en las que la vida sería posible. Pero hasta ahí. De momento no hemos encontrado ningún indicio. Seguimos más solos que la una, flotando en el Universo.

Nadie ha localizado ningún vecino galáctico, pero eso no quiere decir que los científicos no se estén preparando para el momento en que llegue un contacto mil veces recreado en la ciencia ficción. En la película "La llegada", por citar el más reciente de esos relatos fantásticos. La revista "Nature" acaba de entrevistar a Sheri Wells-Jensen, experta en Lingüística y profesora de la Universidad estatal de Bowling Green, en Ohio (EE UU). Aunque sus investigaciones están centradas en la fonética y la fonología aplicada y en la psicolingüística, dirigió un interesante taller dentro de la reciente conferencia anual de la Sociedad Nacional del Espacio de EE UU. El taller versaba sobre "lingüística alienígena". Es decir: qué decir y cómo cuando un alienígena se te planta en casa.

No esperen respuestas. Lo que Wells-Jensen tiene son preguntas. El punto clave del taller fue debatir en qué medida el lenguaje es algo "natural". "Si es una habilidad innata necesaria (de la vida inteligente), entonces dos civilizaciones podrían tener una buena oportunidad de entenderse". Para eso habría que suponer que todos los lenguajes, sean de aquí o de Andrómeda, se rigen por las mismas propiedades básicas. Pero Wells-Jensen piensa que no funciona así, que terceros factores como la forma del cuerpo de esos alienígenas o las condiciones de su planeta, condicionarían extraordinariamente su forma de comunicarse. Imaginen un alien no humanoide. Imaginen "bolsas de gas pensantes o caracoles inteligentes", apunta Wells-Jensen. ¿Cómo "hablarían" entonces? "Puede ser salvajemente rápido, dolorosamente lento, por encima de nuestro rango auditivo o por debajo, o compuesto de detalles tan sutiles que no podamos distinguirlos". Es más, apunta esta lingüista, "puede ser no hablado, transmitido por movimientos físicos visibles, cambios de color, emitidos en infrarrojos o pulsos magnéticos o mediante estimulación táctil directa". Wells-Jensen cree que si finalmente se produce ese "contacto" será "a través de enigmáticas señales de radio". Pero cuando el encuentro sea "cara a cara", también puede pasar que la comunicación se parezca a la que mantenemos con nuestras mascotas. "Algunos perros, loros y chimpancés conocen cientos de palabras individuales, pero no logran darles significados". Por eso cuando esta lingüista se pregunta si seremos capaces de aprender un lenguaje extraterrestre, se responde a sí misma un poco a la manera de Rajoy: "Probablemente no. Tal vez. Ni si quiera quiero hacerlo. Creo que sí. ¿Alguien lo sabe? Algunos, probablemente".

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